«Estás en tu mejor momento de largo«, canta Leiva en Gigante, su nuevo álbum y, más adelante, «Ya no hay dragón ni adrenalina / ni autoboicot a tu autoestima«. «No es un disco de titulares», afirma él, cosa que desmienten las letras de su sexto trabajo en solitario, en el que se expone como nunca antes.
Leiva ha compuesto muchos himnos a lo largo de su carrera. Piezas sueltas, resultonas, populares. De amoríos, de juergas. Ahora está en una mayor; sus últimos discos comparten más con una novela que con un listado de canciones de un álbum pop.
Porque ya desde ‘Costa de Oaxaca’ (Nuclear, 2019), pero sobre todo desde ‘Cuarenta en cuarentena’ (2020), el hijo de Alameda de Osasuna ha logrado desengancharse de las tonadas previsibles y de dirigirse a una segunda persona exculpatoria.
LEIVA CULTIVA EN ‘GIGANTE’, SU NUEVO ÁLBUM, UN DIÁLOGO CON LO ESPIRITUAL Y LO MENTAL
Él es, excepto en contadas ocasiones, como la durísima ‘Ácido’ remitente último de su correspondencia. Leiva ha cultivado un diálogo muy rico y preciso con la estabilidad, lo espiritual, lo mental, las drogas de farmacia, el vino, la exposición y el sufrimiento.
En los tres años y muchos meses transcurridos desde la publicación del previo Cuando te muerdes el labio (2021), algo se removió en su interior. «Nunca he tenido crisis por la edad, achaques físicos o la sensación de que me estaba haciendo mayor hasta hace poco. Nunca miro para atrás, pero sí tengo un poquito de ansiedad del futuro y he visto que ha pasado el tiempo y que me toca cuidarme», explica en sus entrevistas promocionales.
Esa consciencia del paso del tiempo (ya van más de 20 años de puro éxito desde los tiempos de Pereza) y del peso de las circunstancias queda retratado ya en el título, Gigante y en temas como Leivinha, uno de los más confesionales, donde canta: «Me cuelgan los pies, me viene gigante / subo al escenario con 10 vinos de más / y me muero por tener las sensaciones de antes».
Incluso, Leiva describe Gigante como su proyecto más personal hasta la fecha. En una entrevista con EFE, confesó: «En este disco he puesto palabras a situaciones que no me he atrevido a hablar con amigos mirándoles a los ojos«. Esta declaración refleja la profundidad emocional del álbum, donde el artista se enfrenta a sus propios demonios y comparte experiencias que antes mantenía en silencio.
En este álbum, Leiva alcanza el punto álgido con ‘Caída libre‘. La diferencia con el resto del disco es Robe Iniesta (de Extremoduro), que no sólo engrandece esta letra mejor hilvanada y de estrofas más largas, sino que imprime su huella más reciente, la de trovador sensible y libérrimo. Es el single indiscutible, marcado por ese tándem que mejora el nivel de reflexión y hondura musical.
Además de ‘Caída libre’, Gigante incluye canciones como ‘Ángulo muerto‘, donde el de Alameda de Osuna explora sus inseguridades y temores con valentía. Precisamente, en Alameda de Osuna, Leiva enfoca ‘Barrio‘, ofreciendo una mirada nostálgica a su adolescencia, evocando recuerdos y emociones de su juventud.
Uno de los temas más transcendentales del disco, y que llegó como el penúltimo adelanto, es ‘El polvo de los días raros’. Aquí, el artista dedica esta canción que apareció en febrero a su hermano menor, Juancho, el vocalista de Sidecars y una de las personas que más le han influido en su vida. La inspiración nació cuando su hermano se mudó al centro de Madrid hace dos años.
‘EL POLVO DE LOS DÍAS RAROS’, UN HOMENAJE A JUANCHO Y AL VÍNCULO DE LOS HERMANOS
Ese cambio le permitió que afloraran esas sensaciones melancólicas del tema, que se convierte en un homenaje al vínculo de los hermanos. ‘El polvo de los días raros‘, la canción de la actuación viral en La Revuelta de David Broncano, se grabó en Madrid y se terminó puliendo en Nashville, como explicó en una entrevista en El País Semanal. Con este tema Leiva traslada una inquietud personal en una vivencia compartida con todos, con esa asunción de los vacíos cuando todo lo material pertenece, cuando la memoria se pelea con la realidad.
Finalmente, y entre las novedades que no habían sonado previamente, se encuentra Nevermind, una canción más del Leiva de anteriores discos, pero igual de influyente. Aquí, el músico se dirige a su «yo adolescente», evocando el álbum ‘Nevermind’ de Nirvana, un símbolo de rebeldía y juventud.
Esta referencia no solo conecta con una época de su vida, sino que también resalta la rapidez con la que el tiempo pasa y las oportunidades se desvanecen. La letra sugiere un diálogo interno donde el artista se enfrenta a su pasado y a las decisiones que lo han llevado a su estado actual. La mención de «ódíame si al menos te hace fuerte» refleja una aceptación del dolor como parte del crecimiento personal.
En cuanto al packagging, Leiva ha cuidado meticulosamente la presentación física de Gigante. El álbum está disponible en formato digital y en dos ediciones físicas: una caja de CD deluxe y un doble vinilo. Ambas versiones presentan diseños exclusivos creados por el colectivo artístico Boa Mistura, reflejando la atención al detalle y el compromiso del músico con sus seguidores.