La movilidad sostenible se ha convertido en una de las grandes políticas públicas de nuestro país. La necesidad de reducir los niveles de contaminación en las ciudades, mejorar la calidad del aire y adaptarse a los estándares medioambientales ha llevado a la implementación de medidas orientadas a ordenar el tráfico según el tipo de vehículo. Una de las herramientas más visibles —y también más debatidas— es la etiqueta medioambiental de la Dirección General de Tráfico (DGT).
El debate sobre si es obligatorio o no llevar este distintivo pegado en el parabrisas ha generado cierta confusión entre los conductores. A pesar de que la DGT no ha impuesto una obligatoriedad generalizada en todo el país, muchas ciudades han desarrollado normativas propias que condicionan la circulación de los vehículos a la portación visible de esta etiqueta.
1DGT: El origen y la función del distintivo ambiental
El distintivo ambiental fue introducido por la DGT como una herramienta para clasificar el parque automotor español según su nivel de emisiones contaminantes. Esta clasificación se desarrolló siguiendo criterios establecidos por la Unión Europea, y forma parte de un conjunto de políticas que buscan combatir el cambio climático y reducir la contaminación en entornos urbanos, donde el tráfico es una de las principales fuentes de emisiones de gases nocivos.
Este sistema segmenta los vehículos en diferentes categorías, desde los que no emiten ningún tipo de contaminante —como los eléctricos— hasta aquellos que producen emisiones elevadas. La idea central detrás de esta política es discriminar positivamente a los vehículos más limpios, otorgándoles ventajas en determinados entornos urbanos, como el acceso a zonas restringidas, beneficios fiscales o condiciones preferentes en el estacionamiento regulado. Con esto, se busca fomentar la renovación del parque automotor hacia modelos más sostenibles y reducir la cantidad de coches altamente contaminantes circulando por las ciudades.
Aunque esta clasificación tiene un objetivo principalmente informativo y logístico, su utilidad práctica depende de las normativas locales. Es decir, mientras que el distintivo en sí es emitido por la DGT y tiene validez a nivel nacional, son los ayuntamientos quienes deciden cómo utilizarlo para aplicar restricciones, beneficios o sanciones dentro de sus jurisdicciones.