La costumbre de encender velas para crear ambientes acogedores en el hogar se ha convertido en un hábito cada vez más extendido en los hogares españoles. Las velas aromáticas representan actualmente uno de los productos más vendidos en el sector de la decoración y el bienestar, con millones de unidades comercializadas anualmente en nuestro país. Sin embargo, tras esta aparente inocuidad se esconde un peligro potencial que muchos consumidores desconocen por completo.
El mercado de las velas aromáticas ha experimentado un crecimiento exponencial durante la última década, especialmente tras la pandemia, cuando muchas personas redescubrieron el placer de cuidar su entorno doméstico. Este auge ha provocado la proliferación de productos de dudosa calidad que, lejos de aportar bienestar como prometen sus fabricantes, pueden convertirse en verdaderos focos de contaminación dentro de nuestras casas. El problema principal reside en un componente que pasa desapercibido para la mayoría: las mechas metálicas que contienen plomo.
1EL SILENCIOSO VENENO QUE SE OCULTA EN LAS MECHAS
El principal problema que presentan muchas velas aromáticas de baja calidad es la composición de sus mechas. Aunque parezca increíble, todavía hoy numerosos fabricantes, especialmente aquellos que producen artículos a muy bajo coste, utilizan mechas con núcleo de plomo o aleaciones metálicas que contienen este elemento tóxico. Este metal pesado se emplea porque proporciona rigidez a la mecha, facilitando que se mantenga erguida durante la combustión.
Las investigaciones científicas han demostrado que cuando la llama calienta una mecha que contiene plomo, se liberan partículas microscópicas de este metal que se dispersan por el aire que respiramos. El Instituto Nacional de Salud de España ha realizado estudios que confirman que una sola vela aromática con mecha de plomo puede contaminar el aire interior de una habitación con niveles de este metal tóxico hasta cinco veces superiores a los considerados seguros, especialmente en espacios poco ventilados como suelen ser los dormitorios o salas de estar durante los meses más fríos, cuando precisamente se incrementa el uso de estos productos aromáticos.