El tema de las bajas laborales en España se ha complicado en los últimos años, ya que han experimentado un incremento considerable, especialmente entre los años 2019 y 2024. Las denominadas bajas por contingencia común, que son las que incluyen enfermedades comunes y los accidentes no laborales, experimentaron un incremento de 44,9 %, llegando a superar el número registrado por la Seguridad Social en el mismo período, de apenas 13,3 %.
Es decir, durante 2024 se registraron más de 290 millones de días de baja, equivalentes a la ausencia laboral de aproximadamente 950.000 trabajadores durante todo un año, según datos del Observatorio de contingencias comunes 2024 y mutua Asepeyo. Cifras verdaderamente alarmantes para un período de tiempo tan corto.
En septiembre de 2024, el Gobierno y las mutuas colaboradoras de la Seguridad Social tuvieron que intensificar sus esfuerzos para gestionar de manera eficaz las bajas laborales. Producto de este acuerdo, las mutuas asumieron un papel más activo en la gestión de las bajas por patologías traumatológicas, especialmente en casos donde el sistema público de salud esté saturado.
Esta medida busca aliviar la carga en la atención primaria, uno de los puntos críticos de la sanidad pública, y mejorar la eficiencia en la gestión de las incapacidades temporales, uno de los temas pendientes por resolver por parte de la Seguridad Social.
Récord histórico: el auge imparable de las bajas laborales en España
Para nadie es un secreto que las bajas laborales en España han alcanzado niveles sin precedentes, con un impacto significativo en la Seguridad Social y en la productividad empresarial. Según datos de la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo (AMAT), en 2023 se tramitaron más de 6,3 millones de procesos de incapacidad temporal, lo que supuso un incremento del 27 % respecto a los niveles prepandemia.
Este aumento ha generado un coste de más de 24.000 millones de euros para el sistema, un 30 % más que en 2019, según el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. Factores como el envejecimiento de la población activa, el incremento de trastornos de salud mental y el aumento de enfermedades musculoesqueléticas explican parte de esta tendencia.
Los expertos advierten que el abuso de las bajas y la falta de un control más estricto también han contribuido a este récord. De acuerdo con un informe del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, más del 35 % de las bajas laborales en 2023 tuvieron una duración superior a los 90 días, lo que supone un reto para el sistema sanitario y para las empresas principalmente, porque es el sector más afectado en el proceso.
Además, la falta de profesionales médicos para gestionar estas bajas ha ralentizado su resolución, provocando una acumulación de expedientes que alarga los tiempos de recuperación. Y lo peor de la historia está por venir, ya que las cifras se irán incrementando en la medida en que se agilicen los expedientes.
El papel de las mutuas: más control y presión sobre la gestión de las bajas
El papel de las mutuas en la gestión de las bajas ha sido clave en los últimos años, sobre todo ante el incremento de las cifras, las mutuas colaboradoras de la Seguridad Social se han visto “obligadas” a intensificar sus esfuerzos para controlar los procesos de incapacidad temporal de los trabajadores.
Estas entidades, son básicamente las encargadas de gestionar parte de las prestaciones por enfermedad común y accidente laboral de los trabajadores, y ante el incremento experimentado en los últimos años ya han alertado de que el sistema se encuentra al borde de la insostenibilidad.
Solo en el año 2023, las mutuas asumieron el pago de más de 9.000 millones de euros en prestaciones por incapacidad temporal, lo que ha provocado un aumento de la presión sobre la Administración para agilizar la reincorporación de los trabajadores, un objetivo que parece poco realista a corto plazo.
Todo este escenario ha venido generando fricciones con la sanidad pública y con los propios empleados, que han denunciado en más de una oportunidad el endurecimiento de los criterios para conceder bajas, una situación que se ha vuelto frecuente. De hecho, varias organizaciones sindicales como CCOO y UGT han criticado que algunas mutuas que presionan a los trabajadores para reincorporarse antes de su recuperación total, lo que podría derivar en recaídas y una mayor carga para el sistema sanitario.
Mientras tanto, el Gobierno estudia nuevas fórmulas para equilibrar los intereses de las mutuas, las empresas y los trabajadores sin comprometer la calidad de la atención médica. Lo que requiere un trabajo arduo, y muy seguramente con la obtención de resultados a largo plazo.
Impacto económico y soluciones de la Seguridad Social
El impacto económico del crecimiento en las bajas laborales es evidente, y empieza a sentirse en los gastos públicos, con un coste que supera el 1,5 % del PIB, según estimaciones de la Seguridad Social.
La presión que ejerce en la economía de las empresas, el incremento de los gastos derivados de las bajas laborales, asociadas por ejemplo a costes por sustituciones temporales de trabajadores, es considerable, sin mencionar el descenso o pérdidas en el índice de productividad.
Los sectores más afectados por este incremento en las bajas laborales en los últimos años, son el industrial, la construcción y la hostelería, sectores estos que han llegado a acumular tasas de absentismo que en algunos casos superan el 7 %. Una cifra verdaderamente alarmante, dado el crecimiento en los últimos años.
Para hacer frente a esta situación, el Gobierno y las mutuas han implementado medidas para agilizar la tramitación de bajas y fomentar la reincorporación progresiva al trabajo. Entre ellas, se ha reforzado el control sobre los partes médicos y se ha propuesto la digitalización del sistema para reducir los tiempos de espera. Asimismo, algunas comunidades autónomas han puesto en marcha programas de rehabilitación temprana para evitar bajas prolongadas.
Sin embargo, los expertos insisten en que la clave está en abordar las causas de fondo, como la mejora de las condiciones laborales y la promoción de la salud mental en el entorno de trabajo, siendo este un tema más que complejo para todos los involucrados.