La guerra arancelaria que promueve Estados Unidos desde la llegada de Trump al poder ha generado preocupación en muchos países de Europa. En España, la imposición de nuevos aranceles del 25% por parte de Estados Unidos amenaza directamente la estabilidad de más de 30.000 pequeñas y medianas empresas (pymes) españolas (acero y aluminio).
La industria agroalimentaria, textil y por supuesto el sector industrial español, sectores clave de la economía, podrían resultar afectados a corto y mediano plazo por esta guerra arancelaria con Estados Unidos, ya que enfrentarían una caída en la competitividad de sus productos en el mercado estadounidense.
Las medidas arancelarias que amenazan actualmente a Europa, ponen en jaque a miles de negocios que dependen en gran parte de la exportación para mantener sus ingresos y garantizar el empleo de miles de trabajadores.
De momento, varias asociaciones empresariales en España ya han alertado sobre las graves consecuencias que estos aranceles pueden generar en el tejido económico español. Muchas pymes, que operan con márgenes ajustados, podrían verse obligadas a reducir su producción o incluso cesar su actividad si no logran asumir el aumento de costes o encontrar mercados alternativos.
Ante este escenario marcado por la incertidumbre, el sector exportador español exige respuestas urgentes del Gobierno y de la Unión Europea, respuestas y medidas para mitigar el impacto de una medida que podría traducirse en pérdidas millonarias y una ralentización del crecimiento económico de la región.
Un golpe a la exportación: los sectores más afectados por los aranceles
La guerra arancelaria impulsada por Estados Unidos puede llegar a suponer un duro golpe para sectores estratégicos de la economía española, especialmente aquellos con una fuerte presencia en el mercado estadounidense. La industria agroalimentaria, que exporta productos como el aceite de oliva, el vino y los embutidos, se podría estar enfrentando a un escenario económico complejo, con un encarecimiento inmediato de sus productos, lo que podría reducir significativamente su competitividad frente a otros mercados.
De igual forma, el sector textil, que ya venía lidiando con el encarecimiento de materias primas y la crisis del consumo, ahora ve cómo sus exportaciones quedan en una situación de desventaja respecto a otros países que no sufren estas barreras comerciales.
Otro de los grandes sectores que pudieran resultar afectados por esta guerra arancelaria es la manufactura. Empresas dedicadas a la producción de maquinaria, automoción y componentes industriales dependen en gran medida de sus ventas a EE.UU., ya que tenían este país como un destino importante de su producción, y la subida de aranceles puede traducirse en una caída de la demanda o en la obligación de asumir parte del coste para no perder clientes.
Este panorama no solo afecta a las grandes compañías, sino también a cientos de pymes que operan como proveedores y subcontratistas, lo que genera un efecto en cadena que amenaza miles de empleos en el país y por supuesto, a las cifras de desempleo en todo el país, con todas las consecuencias aguas abajo.
El impacto en las pymes: una amenaza para la estabilidad económica
Las pymes constituyen el sector más débil de la economía y podría ser el más afectado por esta guerra arancelaria con Estados Unidos. Por ejemplo, muchas de estas pymes dependen para subsistir de distribuidores y clientes estadounidenses, y el incremento de aranceles podría desencadenas la cancelación de contratos o a la necesidad de reducir márgenes de beneficio para mantenerse activas.
Las pymes no cuentan con la capacidad financiera de las grandes compañías para absorber el impacto de esta guerra arancelaria, estas pequeñas empresas podrían enfrentar graves dificultades para sostener su actividad, lo que pone en riesgo miles de puestos de trabajo y la estabilidad de sectores enteros.
Además, de acuerdo a los planteamientos de las asociaciones de empresarios, el aumento de costos no solo afecta a las empresas que exportan directamente, sino también a aquellas que forman parte de la cadena de suministro, lo que agrava mucho más la situación.
Por ejemplo, proveedores de materias primas, transportistas y empresas logísticas verán reducida su actividad si las exportaciones disminuyen, lo que amplifica las consecuencias económicas. Es decir, esta guerra arancelaria podría generar un efecto en cadena que podría traer graves consecuencias a la economía española.
Medidas y soluciones: ¿cómo puede España mitigar el impacto?
Ante un escenario tan complejo como el que plantea una guerra arancelaria con Estados Unidos, ya el Gobierno y las asociaciones empresariales están trabajando para suavizar el impacto en la economía. Dentro de las medidas que podrían estar implementado para minimizar los efectos de esta guerra comercial, destacan por ejemplo el apoyo gubernamental a las pymes.
En primer lugar, están apostando fuerte por diversificar los mercados. En lugar de centrarse solo en Estados Unidos, se está promoviendo que las exportaciones vayan a otros destinos que tengan acuerdos comerciales más favorables, como Asia o América Latina. Esta no es una idea nueva, de hecho, es algo que ya se venía haciendo con la esperanza de que pasara algo como esto.
Pero, claro, las empresas que se ven afectadas necesitan ayuda directa, por lo que se están barajando incentivos económicos, como una posible reducción de impuestos o líneas de financiación para que puedan sobrellevar el golpe a corto plazo. En este sentido, el apoyo a las pymes será fundamental para evitar que muchas de ellas terminen en la cuerda floja.
Y por último, pero no menos importante, está la opción de sentarse a negociar con Estados Unidos. Junto con la Unión Europea, se está explorando la vía diplomática para lograr una rebaja de los aranceles o, al menos, conseguir medidas compensatorias que alivien la situación. Pero, ojo, que esto no será fácil: la presión de los sectores afectados y el apoyo institucional serán clave para que todo esto salga bien. Así que, aunque el panorama no es nada optimista, hay varias opciones sobre la mesa para evitar que la economía española se hunda bajo estos aranceles.
De momento, ya la Unión Europea ha respondido a los aranceles impuestos por Estados Unidos con nuevas tasas por valor de 26.000 millones de euros, que entrarán en vigor el 1 de abril. Estos aranceles afectarán a productos como embarcaciones, bourbon y motocicletas, buscando equilibrar las pérdidas causadas por los aranceles estadounidenses al acero y aluminio. La Comisión Europea también abrirá un periodo de consultas con los países miembros para ajustar la lista de productos gravados. Ursula von der Leyen subraya que estas medidas pueden revertirse si se alcanza un acuerdo con EE.UU.