Si, en este momentos muchos trabajadores se sienten defraudados, con una subida del SMI que se lo queda Hacienda. El tan solicitado y esperado incremento del SMI, ¿subida real o espejismo? Para muchos españoles ha quedado en sólo un espejismo. Mientras el gobierno se dedica a vender la idea de que el incremento del salario mínimo interprofesional (SMI) en 1.134 euros brutos al mes en 14 pagas es un gran avance para los trabajadores, la realidad del país, la del trabajador de a pie, es otra, totalmente distinta.
La realidad es que entre la inflación y el IRPF, Hacienda se queda con una parte importante de esa mejora. ¿El resultado? Menos poder adquisitivo del que se había prometido, lo que genera esa sensación de que la subida se esfuma antes de llegar a fin de mes. La realidad para los trabajadores, es que casi el 30% del aumento del SMI termina volviendo a las arcas del Estado debido al IRPF y cotizaciones sociales, por lo que la tan anhelada (y sobre todo “urgida”) subida termina convirtiéndose en un juego cruel, en el que se juega con las necesidades básicas de los más vulnerables.
Y si decidimos hablar de inflación, el panorama se pone mucho más oscuro para estos trabajadores. En 2024, la subida de precios promedió un 2,8% según el INE, lo que significa que gran parte de ese aumento del SMI ya se lo ha comido el alto costo de la vida en España, basta con ir al supermercado y llenar el carrito de la compra para darnos cuenta de esta realidad.
Lo que queda claro hasta el momento es que subir el sueldo está bien, ¿quién no es feliz con una subida de salario hoy día? pero si cada vez pagamos más por la compra, la gasolina o el alquiler, y los impuestos ¿de qué sirve? Es como llenar un cubo con agujeros: lo que entra por un lado, se escapa por el otro. En definitiva, la subida del SMI suena bien sobre el papel, pero en la práctica, muchos trabajadores apenas notan la diferencia.
El SMI sube, pero Hacienda gana más que tú
El Gobierno anunció con bombo y platillo la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) a 1.134 euros brutos al mes en 14 pagas. Pero, ¿qué pasa cuando llega la nómina? Que Hacienda mete la mano antes de que puedas celebrarlo, un detalle con el que al parecer el gobierno no contaba.
Y es que entre cotizaciones a la Seguridad Social e IRPF, un trabajador con el SMI puede ver desaparecer hasta 200 euros mensuales en impuestos y retenciones. Es decir, aunque el sueldo mínimo sube, el Estado se lleva su parte sin preguntar, lo que muchos trabajadores consideran un “juego cruel” por parte del gobierno. Según la Agencia Tributaria, la presión fiscal sobre los salarios más bajos sigue siendo elevada, lo que convierte este incremento en una especie de espejismo.
Y ojo, que el problema no es solo lo que te retienen directamente en la nómina. El aumento del SMI también afecta a otros impuestos, como el IVA. La regla es bastante simple, si ganas más, gastas más, y Hacienda lo sabe, el que parece que no sabía nada era el gobierno. Además, muchas ayudas y bonificaciones están vinculadas a los ingresos, por lo que algunos trabajadores pueden incluso perder beneficios sociales. En resumen, la subida es real, pero el beneficio neto es una historia completamente diferente.
La inflación se come la subida antes de que la cobres
Si pensabas que con 1.134 euros ibas a vivir mejor, lamento tener que informarte que la inflación se encargará de arruinarte el plan. En 2024, el Índice de Precios al Consumo (IPC) cerró en un 2,8% (INE), lo que significa que todo, desde el alquiler hasta el pan, cuesta más. Pongamos un ejemplo: el precio medio del alquiler en España subió un 9,2% en un año, superando en muchas ciudades hasta los 1.000 euros de media (Idealista).
Así que si vives en Madrid o Barcelona o estás pensando en mudarte a estas ciudades, mejor ni mires los anuncios. Porque seamos honestos, aunque tu sueldo sea más alto sobre el papel, en la vida real apenas compensa el encarecimiento de lo básico.
Y no solo es la vivienda. La cesta de la compra es un campo de batalla. Productos esenciales como el aceite de oliva han subido más de un 50% en el último año, y la carne y los lácteos tampoco se quedan atrás. Así que, mientras te alegras por tu subida de sueldo, el supermercado se lleva la diferencia. Al final, el salario sube, pero tu capacidad de compra sigue igual o incluso peor. Es como correr en una cinta: lamentablemente te esfuerzas, pero no avanzas.
Más sueldo, mismos problemas: ¿es realmente una subida?
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A estas alturas, ya queda claro que el aumento del SMI no se traduce automáticamente en una mejora real para los trabajadores, tal y como esperaba un sector amplio de la población. Y lo peor es que no solo Hacienda y la inflación juegan en contra. Muchas empresas trasladan el coste del incremento salarial a los precios de sus productos o reducen beneficios como tickets restaurante o pluses. En otras palabras, lo que ganas por un lado, lo pierdes por otro. De hecho, algunos sectores están ajustando sus plantillas o limitando las horas extra para compensar el mayor coste laboral. Ante este escenario, muchos se preguntan si era mejor estar sin esta subida.
Por si fuera poco, el aumento del SMI también tiene efectos colaterales en la negociación de convenios colectivos. Si la base mínima sube, los tramos superiores también tienden a ajustarse, pero muchas veces a un ritmo más lento o, directamente, con más retenciones fiscales. Así que la pregunta es: ¿realmente cobras más o solo ves números más grandes en la nómina mientras todo sigue igual? La respuesta no es tan optimista como nos la venden.