«Vivo al día. Me da para pagar el piso, para vivir y para comer, pero no me da para ahorrar«, explica Esperanza. Esta granadina de 26 años forma parte del 14,8% de jóvenes españoles que ha logrado independizarse (dato del primer semestre de 2024), y a pesar de unos salarios un 35% inferiores a la media nacional, a contratos temporales y a tiempo parcial, y a la dificultad de acceder a una vivienda asequible.
Esperanza vive en el centro de la ciudad junto a su pareja, Esteban, de 25 años. Ambos se mudaron a la ciudad para estudiar un máster y comenzar una vida juntos. «Además de para crear un futuro con ella, vivo con mi pareja para reducir gastos«, explica él.
LA EDAD MEDIA DE EMANCIPACIÓN DE LOS JÓVENES EN ESPAÑA SUPERA LOS 30 AÑOS
Porque el joven con su salario de media jornada, tampoco le llega para ahorrar e, incluso, recibe una pequeña ayuda de sus padres todos los meses para «cubrir lo que supone vivir lejos de casa». Y es que con 26 años no es habitual emanciparse, la edad media de emancipación en España supera los 30 años.
Hablamos del estudio del Consejo de la Juventud de España (CJE), en el que se analiza el acceso de los jóvenes a la vivienda y sus condiciones de vida. El estudio destaca que la combinación de empleo precario, desigualdad de ingresos y precios elevados en el mercado inmobiliario ha convertido a España en uno de los países europeos donde los jóvenes tardan más en independizarse.
En 2023, la edad media de emancipación fue de 30,4 años, en contraste con la media europea de 26,3 años. Países como Dinamarca y Suecia registran cifras significativamente inferiores, con 21,8 años de media.
Este trabajo revela que los que consiguen emanciparse (solo el 14,8% de los jóvenes lo logró en el primer semestre del 2024, la cifra más baja desde el 2006; algo más de un tercio entre los de 25 y 29 años) lo hacen compartiendo piso, todo para compartir los gastos. Y ni así: uno de cada tres jóvenes emancipados necesita la ayuda de la familia para pagar el alquiler.
Aunque son los menos los que acceden a una vivienda en propiedad (tres de cada 10 de los jóvenes emancipados), tampoco ellos pueden prescindir de sus familias. Un 5,5% vive en pisos cedidos gratuitamente y un 15% ha pedido una hipoteca para comprar un piso; casi la mitad precisó la ayuda de la familia o amigos para acceder a esa hipoteca.
SOLO EL 14,8% DE LOS JÓVENES HAN ABANDONADO EL HOGAR FAMILIAR
Los datos del Observatorio de Emancipación del CJE reflejan que, en el primer semestre de 2024, solo el 14,8% de los jóvenes españoles habían abandonado el hogar familiar, la tasa más baja desde 2006. Este retroceso se ha producido a pesar del descenso del paro juvenil y del incremento del salario mediano, en un contexto de encarecimiento del precio del alquiler (13,6%) y de la vivienda en propiedad (5,7%).
Los datos obtenidos en el informe del Observatorio de Emancipación son escandalosos, ya que en la primera mitad del 2024 se estimaba que a una persona joven asalariada que cobrase el sueldo medio le faltarían 23,81 euros al mes para poder alquilar una casa solo. A estos veinte euros hay que sumarles, claro, los gastos asociados a la vivienda como el agua, luz, gas, comida y necesidades básicas.
LA IDEA DE ALQUILAR UNA VIIENDA AL COMPLETO ES INIMAGINABLE PARA LOS JÓVENES
Es decir, la idea de alquilar una vivienda al completo es, para la gente joven, inimaginable. Por eso otra de las opciones más comunes es compartir piso o alquilar una habitación, donde el precio de media es de 375 euros. Esta cantidad supone el 35,8% del salario mediano de una persona joven, más del 30 % de gasto máximo mensual en vivienda recomendado por distintos organismos internacionales, según el informe.
Una de las principales consecuencias de esta situación es que el 70,5% de los hogares jóvenes estaban sobreendeudados, es decir, dedicaban más del 40% de sus ingresos a pagar la renta. Por tanto, “no es solo que hubiera menos personas jóvenes emancipadas que un año antes, sino que la amplia mayoría de quienes se emancipaban lo hacían en unas condiciones muy precarias”.
A pesar de que la tasa de emancipación bajó en el conjunto del Estado, hubo un total de tres comunidades autónomas (Galicia, Asturias y Cantabria) en la que había un mayor porcentaje de personas jóvenes emancipadas que un año antes.
Además, había grandes diferencias entre las tasas de emancipación de las distintas comunidades: si en Asturias el 17,0 % de las personas jóvenes vivían fuera del hogar familiar, el porcentaje en Castilla-La Mancha era del 11,2 %, siete puntos porcentuales menos.