El secreto del auténtico fish and chips inglés que conquista paladares en todo el mundo

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El fish and chips es uno de esos platos que, aunque sencillo, tiene el poder de hacer que cualquiera se sienta en un pub británico sin moverse de casa.  De hecho es uno de los platos ingleses más conocidos en el mundo, así como se asocia a España con la paella o la tortilla de patatas, a Italia con la pizza y los espaguetis, a Gran Bretaña se asocia con el fish and chips.

Pero no todo vale cuando hablamos de este clásico. El rebozado debe ser dorado y crujiente, el pescado jugoso y las patatas, ese acompañante infalible, crujientes por fuera y tiernas por dentro. Y ojo, que aquí también te traemos una salsa que llevará esta receta a otro nivel: mayonesa de mango y curry (y este es un extra, que aunque no es muy inglés, le viene bastante bien). Vamos a descubrir cómo lograr ese fish and chips perfecto que conquista paladares por donde pasa.

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El rebozado perfecto del fish and chips: dorado por fuera, jugoso por dentro

El rebozado perfecto: dorado por fuera, jugoso por dentro
Imagen: Freepik Premium

El corazón del fish and chips es el pescado, así que empecemos por ahí. Puedes usar merluza, pescadilla o bacalao fresco, lo importante es que sea un pescado blanco y suave. Trocea los lomos en piezas iguales para que se cocinen de forma uniforme.

Ahora, vamos con la mezcla mágica. En un bol grande, añade 200 gramos de harina, 20 gramos de miel (para darle un toque de dulzor y color), una pizca de sal, otra de ajo en polvo, pimienta negra molida al gusto y entre 200 y 250 centilitros de cerveza fría. Sí, la cerveza es el ingrediente secreto que hará que el rebozado quede ligero y crujiente.

Mezcla todo hasta que tengas una masa homogénea y sin grumos. Calienta abundante aceite de oliva en una cazuela. Aquí viene un truco: para saber si el aceite está en su punto justo, echa un poquito de rebozado. Si burbujea, está perfecto. Si no, paciencia. Y si burbujea demasiado, baja un poco el fuego porque nadie quiere un pescado crudo por dentro y quemado por fuera.

Pasa las piezas de pescado por la mezcla y fríelas a fuego medio hasta que estén doradas y crujientes. Retira en un plato con papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.

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