No hace falta decirlo una vez más, España tiene pueblos para todos los gustos, ya sea que te guste la nieve, o la arquitectura medieval, el mar o simplemente estar en un lugar tranquilo, lejos del bullicio de la semana, en España encontraras ese lugar. Si alguna vez soñaste con perderte en un lugar que parece salido de un cuento de hadas, como en los que aparecen en las historias de Disney, Albarracín es el destino que tienes que añadir a tu lista.
Este pequeño pueblo de Teruel es una joya escondida que bien podría ser el escenario de una película de fantasía al mejor estilo de Hollywood. Sus casas de tonos rojizos, que parecen brillar con fuerza bajo el sol, se mezclan a la perfección con sus callejuelas empedradas y estrechas, perfectas para perderse sin prisa.
Y no, no necesitas hacer un trekking hasta el mirador para disfrutar de vistas de postal, porque cada rincón de Albarracín es un espectáculo, y todo gracias a un yeso único mezclado con óxido de hierro que le da ese color tan especial. Lo mejor de todo es que, además de su aspecto mágico, este material ayuda a que las casas se mantengan en pie, firmes ante el paso del tiempo.
1La magia que despierta al caer el sol en Albarracín
Si Albarracín ya es un pueblo encantador de día, cuando el sol se despide es cuando la verdadera magia aparece. Con la caída de la noche y el encendido de las farolas, los muros rojizos cobran vida reflejando una luz cálida y acogedora que transforma el pueblo en un escenario de cuento, imagínate pasear por sus calles cuando el sólo empieza a ponerse o mejor todavía, imagínate pasar una noche en este pueblo.
Es fácil entender por qué aquí se encuentra una de las escuelas de restauración fotográfica más importantes de España. La hora dorada se convierte en tu mejor aliada para capturar imágenes que harán que tus seguidores envidien tu viaje. No te pierdas la oportunidad de recorrer sus calles iluminadas, donde cada esquina ofrece una nueva sorpresa visual.