El SNCF se hace fuerte entre Barcelona y París mientras ningunea a Renfe

A la espera de una nueva homologación, Renfe sigue sin poder operar en la ruta que conecta Barcelona y París. Es uno de los grandes objetivos de la empresa estatal en su proceso de expansión internacional, que consideran clave para mantener su tamaño tras la liberalización de las vías de alta velocidad en España. Sin embargo, una y otra vez se consiguen con los, pero de la Sociedad Nacional de Ferrocarriles Franceses (SNCF, por sus siglas en francés), que además ha vuelto a aumentar las frecuencias de los trenes entre la Ciudad Condal y la Ciudad Luz. 

Es que a pesar de que a la filial local del SNCF, la low cost Ouigo, se la ha recibido con los brazos abiertos, al menos hasta la llegada de Óscar Puente al ministerio de Transporte y Movilidad Sostenible, desde Francia siempre ha habido problemas para aceptar a Renfe. Mientras tanto, el territorio galo sigue dependiendo del monopolio de su empresa ferroviaria estatal, que tiene todos los problemas que tiene un monopolio. Se suma que los buenos resultados que ha conseguido la ferroviaria española con las rutas que van a Marsella y Lyon las expectativas de su llegada a la capital francesa son bastante positivas tanto para la empresa como para los viajeros. 

En cualquier caso, aunque Renfe sigue intentando llegar lo más rápido posible a París el propio Óscar Puente ya ha dicho que no cree que esa llegada ocurra este año por las trabas que sigue poniendo el gobierno de Emmanuel Macron. De momento el argumento es la necesidad de homologar los trenes que la empresa española espera llevar hasta la capital gala, pero lo cierto es que desde el Ministerio de Transporte están seguros de que esta decisión tiene motivos políticos que están preparando un informe que esperan elevar hasta la Comisión Europea, además de denunciar en público y en privado la falta de reciprocidad de sus homólogos galos. 

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De momento se reunirán con el senado francés el próximo 29 de enero. En esta reunión esperan poner estas denuncias sobre la mesa, y acercarse a una solución. En el fondo, la exigencia sigue siendo la misma de cada una de las últimas reuniones en público y en privado del Ministerio de Transporte, que haya reciprocidad entre los dos sistemas de alta velocidad, sobre todo por el deseo de Bruselas de que se normalicen los trenes como opción principal de cara a la 

Mientras tanto, el SNCF, que ya ha superado los 2 millones de pasajeros en la ruta que conecta Barcelona y París. Es una pieza importante del rompecabezas del transporte de alta velocidad para ambos países, y Renfe sabe que es también uno de los más valiosos por lo común que son los viajes turísticos a ambas ciudades por su valor cultural y, en el caso de la Ciudad Condal, por la presencia de la playa. 

UNA RELACIÓN COMPLICADA ENTRE RENFE Y EL SNCF

Lo cierto es que la mala relación entre ambas empresas también ha salpicado a Ouigo. La Low Cost francesa ha conseguido atraer a los viajeros españoles y ser un competidor importante de Renfe, al punto de obligar a la estatal española a bajar los precios y aumentar la frecuencia de su propia opción de bajo costo, el AVLO. Esto ha hecho de la opción francesa el blanco de las críticas del Ministro de Transporte y ha hecho que sea señalada por el expresidente de la estatal española, Raül Blanco, que la señala como una de las causas de sus pérdidas. 

Es un cambio en la actitud de las dos empresas que hasta hace poco colaboraban para la conexión entre la ciudad catalana y la capital francesa. No parece que sea una relación que pueda arreglarse, pero por ahora desde Renfe seguirán trabajando para acercarse a la Ciudad Luz, y mientras esperan por París suman otro destino en tierras de Macron, Toulouse. 

NO HAY FECHA DEFINIDA PARA QUE RENFE LLEGUE A PARÍS

De momento, Renfe ha decidido no poner una fecha definitiva de llegada a la capital francesa. Aunque París sigue siendo un objetivo, entienden que el bloqueo del Gobierno galo no cesará en el corto plazo, y que no será una decisión que dependa de ellos, sino de la propia situación política de Francia. En cualquier caso, parece una decisión lógica. Tras marcar dos fechas durante 2024, primero el verano olímpico y después las Navidades, es normal que no quieran seguir generando expectativas.