La transformación del modelo de contratos de Glovo sigue siendo complicada. La empresa ha dado cada uno de los pasos con cuidado, después de todo es una operación que saben tanto el ministerio de trabajo, como la Seguridad Social, como sus competidores, como los propios repartidores están viendo muy de cerca y que además deben hacerlo sin dañar la experiencia de usuario de su aplicación ni alargar demasiado sus tiempos de espera. Es una situación compleja, y se suma que los propios repartidores no están convencidos de que el cambio sea necesario.
Es que la nueva situación, además de eliminar opciones como las cuentas subarrendadas tanto de forma legal como de forma ilegal, les obliga a cumplir horarios, permite a las empresas poner un tope en lo que pueden cobrar por su trabajo mensual y apunta a que será más difícil acudir a esta opción como fuente de ingresos para algunos trabajadores que la usan como complemento y no como principal fuente de ingresos. Es una nueva realidad también para ellos, que pone sobre la mesa los problemas que estos trabajadores ya señalaban durante las discusiones previas a la aprobación de la ley rider.
Son problemas que revelan tras conversar con ellos, y a los que Glovo se aferra incluso tras asumir la necesidad de trabajar con repartidores bajo contrato, para alcanzar lo que su consejero delegado y fundador, el investigado Oscar Pierre, ha descrito como «paz social», y evitar los continuos problemas legales que han venido de la mano de su modelo de contratación. Es que, según la empresa, en las consultas internas más del 80% de los repartidores prefieren trabajar como autónomos, en lugar de pasar al universo más rígido del trabajo por cuenta ajena.
En cualquier caso es importante tener esta realidad en cuenta. Incluso contando con las buenas intenciones del ministerio de trabajo encabezado por Yolanda Díaz, es cierto que es una realidad que ya señalaron estos repartidores cuando la ley empezó a discutirse en el congreso, y lo mantuvieron ante su entrada en vigor. De hecho, tras su aprobación, y ante esta situación, ya varios sindicatos han recordado que el cambio y la situación de quienes alquilan la cuenta hacen que este proceso de regulación, sea especialmente delicado, pues esto puede dejar a varios de ellos sin un trabajo que les permita llegar a fin de mes.
GLOVO NO COMPLETARÁ EL PROCESO DE CONTRATACIÓN HASTA EL VERANO
Sin embargo, y como ya había asumido la empresa de cara a sus repartidores, el proceso de regularizar y contratar a los riders no se completaría rápidamente. El cálculo actual es que se completará alrededor del mes de julio, a principios del verano, una época en la que la plataforma entiende que tiene menos pedidos que en otros momentos del año, y que quizás sea perfecta para probar como funciona una versión de Glovo donde todos sus repartidores ya están contratados.
Es una realidad clave para la empresa. Lo cierto es que la plataforma está haciendo un cambio que marcará un antes y un después en el sector de la entrega de alimentos, después de todo esta decisión hace que el hecho de que Uber Eats siga trabajando con autónomos sea la excepción, y acaba con la discusión sobre el estatus legal de los repartidores que se ha alargado con los años. Además, para el unicornio español no es una mala noticia que se puedan despedir de los titulares sobre sus problemas legales, o de accidentes de repartidores que al tener una cuenta alquilada de forma ilegal no son su responsabilidad.
Pero esta nueva realidad tendrá que esperar todavía unos meses para llegar. En cualquier caso no debería ser una sorpresa que la plataforma se tome el proceso con calma, después de todo es clave para la empresa que todo funcione de forma correcta, si realmente quieren dejar de lado sus problemas legales y reputacionales no pueden cometer errores en este nuevo proceso.
UBER EATS SIGUE SIN CAMBIAR SU POSICIÓN
En cualquier caso, la tercera gran empresa del sector, además de Just Eat y la propia Glovo, Uber Eats, no ha hecho ningún cambio en su forma de operar. En la actualidad la plataforma sigue operando con los conocidos como «falsos autónomos», y no parece interesada en cambiar de modelo en el futuro inmediato, a pesar de la presión esperada por parte de sus rivales, y de las instituciones que siguen de cerca este tipo de situaciones.