Con la llegada del invierno, la niebla vuelve a convertirse en un enemigo invisible en las carreteras españolas. Este fenómeno meteorológico, que reduce drásticamente la visibilidad, obliga a los conductores a extremar precauciones para garantizar la seguridad vial. Las luces antiniebla, diseñadas para mejorar la visibilidad en condiciones adversas, se han vuelto imprescindibles en estas situaciones. Sin embargo, un uso incorrecto de estas luces puede acarrear sanciones importantes. La Dirección General de Tráfico (DGT) ha establecido normas estrictas que, de incumplirse, pueden costarte hasta 200 euros de multa.
1¿Por qué la DGT regula el uso de las luces antiniebla?
Las luces antiniebla son herramientas esenciales para garantizar una conducción segura en condiciones climáticas adversas como niebla densa, lluvias torrenciales o nevadas. Diseñadas para proyectar luz hacia el suelo y evitar reflejos, estas luces permiten que los conductores vean mejor la carretera y sean vistos por otros vehículos. Sin embargo, su utilización inapropiada puede ser contraproducente, ya que podría deslumbrar a otros conductores y aumentar el riesgo de accidentes.
Por esta razón, la DGT establece normas específicas sobre cómo y cuándo deben utilizarse estas luces. Las delanteras solo deben emplearse en situaciones donde la visibilidad sea extremadamente reducida, mientras que las traseras, mucho más intensas, están reservadas para momentos de visibilidad casi nula. Encenderlas de forma innecesaria, ya sea por despiste o desconocimiento, no solo afecta la seguridad vial, sino que también constituye una infracción sancionable.