La escuela correccional Arthur G. Dozier fue fundada en 1900. Desde entonces su historia se escribió con sangre.
El correccional funcionó desde el año de su inauguración en 1900 hasta 2011 bajo la dirección del estado de Florida (Estados Unidos). 111 años de abusos y crímenes que han dejado como resultado decenas de menores fallecidos.
El pasado mes de marzo, la empresa de limpieza medioambiental ‘Geosyntec’, descubrió 27 nuevas «anomalías» en los terrenos del centro. La compañía apuntó a que se trataban de «posibles tumbas», que se sumarían a las 55 encontradas en 2013.
Según declaraciones de exinternos, numerosos abusos psicológicos y físicos se repetían en las instalaciones del complejo, situado en la ciudad de Marianna, en el norte de Florida.
Jerry Cooper, quien estuvo recluido en 1961, recordó a la ‘BBC‘ cómo vio morir a otro joven al que los celadores obligaron a correr hasta la extenuación durante un entrenamiento.
«Colapsó y lo obligaron a pararse y a correr otra vuelta porque creían que estaba fingiendo.Y ahí mismo cayó muerto», recordó Cooper, quien dijo que el fallecido tenía 16 años y estaba en el correccional por haberse escapado de su casa.
El centro abrió sus puertas con la intención de disciplinar a los menores que hubieran cometido delitos graves, pero al poco tiempo comenzó a recibir niños que habían sido imputados por delitos menores como «faltar al colegio», huérfanos e incluso niñas de cinco años.
«La escuela estaba en medio de la nada, aislada, no creo que a nadie le importara lo que pasaba ahí», continuó Cooper con sus declaraciones. «Nadie la vigilaba. El personal tenía libertad para hacer lo que quisiera en cualquier momento», matizó.
A los tres años de su apertura comenzaron a acumularse las denuncias. En 1914 un incendio se llevó por delante la vida de 12 niños que estaban encerrados en unas celdas de aislamiento y no pudieron ser rescatados.
De acuerdo con un informe elaborado en 2016 por la USF, en el internado había niños de hasta cinco años encadenados, que los internos realizaban «trabajos forzados», los golpeaban, los internos «no recibían educación ni comida ni ropa apropiada», que la escuela era «una prisión» o un «campo de prisioneros con mala ventilación, hacinamiento».
Cooper llegó al reformatorio en 1961, los encargados insultaban a los chicos y les llamaban «basura» o los amenazaban con castigarlos, incluso sin haber cometido ninguna falta, recordó.
«Nos golpeaban hasta que el cuerpo se nos ponía negro, nos quedaban incisiones en el trasero, en las piernas, la ropa pegada a la piel», relató.
«Vi a muchos chicos golpeados hasta sangrar, sangrando a través de sus pantalones». «Era lo peor imaginable, especialmente para niños pequeños». y matizó que no necesariamente tenía que existir una razón para que les pegaran.
«Te llevaban a la ‘Casa Blanca’, que era usada como lugar de castigo y podían llevarte en cualquier momento del día o en medio de la noche, te sacaban de la cama para pegarte si habías hecho algo», contó.
«Una vez me despertaron a las 2:00 de la mañana para llevarme a la Casa Blanca, la bata y la ropa interior se me pegó a la piel por los golpes, estaba negro y azul y cortado desde la cintura hasta las rodillas, mi trasero estuvo negro como la brea por cerca de tres semanas, necesitaba suturas, pero no las recibí», detalló.
En 2009, Cooper y junto otros exreclusos formaron la asociación «Chicos de la Casa Blanca», para denunciar los maltratos sufridos en la escuela.
En 2011, el Departamento de Justicia de EE.UU. (DoJ) investigó y reconoció los excesos cometidos. Entonces, antropólogos de la USF recibieron la autorización para excavar en un área conocida como «Boot Hill», aledaña a la escuela.
En 2013, los especialistas encontraron 55 tumbas y 51 conjuntos de restos humanos. Los niños habían sido enterrados en ataúdes simples. Los restos fueron recuperados junto con objetos como hebillas de cinturones, botones e incluso una canica.
En 2017, los abusos cometidos en el centro llevaron a que el Senado de Florida pidiera disculpas a los afectados, seis años después del cierre.
«Estos huesos cuentan la historia», dijo el senador Darryl Rouson. «Cuentan una historia vergonzosa (…). Pedimos disculpas».
Ahora, el gobierno de Florida está «explorando cuidadosamente el área donde se han identificado las 27 anomalías», dijo una portavoz de la institución a ‘BBC Mundo. «Si se encuentran restos humanos, serán recuperados respetuosamente».
Cooper cree que hay más tumbas en Arthur G. Dozier. «Tenemos una lista de aproximadamente 180 niños desaparecidos».