La infanta Cristina ha vivido momentos de profunda adversidad a lo largo de su vida, marcados por eventos personales y públicos que transformaron por completo su camino. Desde su matrimonio con Iñaki Urdangarin hasta su implicación en el caso Nóos, el recorrido de la hermana de Felipe VI ha estado lleno de desafíos. Pilar Eyre, periodista y experta en casas reales, ha compartido en su canal de YouTube un episodio clave que representa el punto más bajo en la vida de la infanta: una llamada telefónica en noviembre de 2022 que cambió todo para siempre.
Según Eyre, la infanta se encontraba trabajando en la Fundación Aga Khan en Ginebra cuando recibió la noticia que tanto temía. Aquella llamada de su abogado, Miquel Roca, confirmó que debía enfrentarse a juicio como parte del caso Nóos. Aunque externamente se mostraba como una mujer fuerte, la realidad era distinta: su mundo se desmoronaba, apartada de la familia real y sumida en una profunda tristeza.
1Una vida marcada por la controversia del caso Nóos
La vida de la infanta Cristina cambió radicalmente con la implicación de su marido, Iñaki Urdangarin, en el caso Nóos, un proceso judicial que acaparó titulares y sacudió los cimientos de la Corona española. Desde el inicio de las investigaciones, Cristina quedó en el ojo del huracán al ser señalada como parte de la junta directiva de la fundación Nóos.
El escándalo escaló cuando se anunció que ella sería imputada, lo que supuso un duro golpe no solo a nivel personal, sino también para la institución monárquica. Pilar Eyre ha señalado cómo la infanta Cristina recibió la noticia con una mezcla de incredulidad y tristeza. Ese día, encerrada en su casa, pidió que no se encendieran las luces y evitó cualquier contacto con el exterior, en un intento de protegerse del vendaval mediático.
La imputación no solo afectó a su imagen pública, sino también a sus relaciones familiares. Felipe VI, entonces ya convertido en rey, decidió apartarla de los actos oficiales, marcando una distancia que duró años. Cristina, en su firmeza, se negó a renunciar a sus derechos dinásticos, un gesto que generó más tensiones con su familia.