La sociedad evoluciona al ritmo que le dicta las necesidades que imponen los cada vez más exigentes clientes, esos mismos que cada vez cuentan con una mayor información así como con una mayor oferta en cualquier producto o servicio que demanden.
Además de un precio que el cliente considere justo, la calidad del bien adquirido o la cercanía del lugar donde lo compra, se añaden otros valores como la atención al cliente personalizada.
Otro de los motivos del comprador actual puede ser el proceso de fabricación o la naturalidad del producto.
La preocupación por el medio ambiente
Ocurre que el sistema industrial es cada vez más contaminante y está menos preocupado por el medio ambiente a fin de conseguir abaratar sus procesos de fabricación, lo que provoca que cada vez existan menos recursos naturales y que además la salud general de las personas se vea deteriorada.
El planeta se resiente de eso. De hecho, el calentamiento global que se deriva de la acción del hombre está terminando en derretimiento de glaciares (lo que supone el aumento del nivel del mar y la desaparición de especies esenciales para el desarrollo del ecosistema), sequías más largas (lo que se traduce en menor producción agrícola y escasez de alimentos) y aparición de enfermedades (el aumento de temperatura favorece la aparición y propagación de enfermedades).
Para combatir esta circunstancia, el cliente también tiene cada vez mayor acceso a información y cada vez hay más personas concienciadas que de seguir este camino, el mundo que le dejarán a sus herederos no será el más aconsejable.
Por eso cada vez hay más personas preocupadas por adquirir sus productos que han sido fabricados bajo unos procesos no dañinos o que incluso han sido elaborados a mano. .
Hecho a mano, ¿por qué es una buena opción?
Además de todo lo dicho, comprar productos que han sido fabricados a mano supone otra serie de ventajas como:
- No solo para la empresa, sino también para el cliente que ha comprado un bien cuyo proceso de fabricación no ha condicionado de forma negativa en el medio ambiente es la posibilidad de sentirse mejor, de saber que está haciendo un bonito favor a sus hijos y nietos.
- Para las empresas es la posibilidad además de acercarse un poco más al cliente y conocer un poco más cuáles son sus motivaciones para confiar en una marca concreta.
- Además, es frecuente que los artículos desarrollados de forma industrial, además de condicionantes, están fabricados bajo unas condiciones laborales mejorables y puede que se esté ayudando a propagar un sistema laboral poco respetable con los derechos humanos. Con un artículo natural es mucho más improbable que esto ocurra.
- Antes quizás fuera un problema al no tener los medios suficientes y tener que apostar por precios más caros, pero en la actualidad los fabricantes también tienen muchos más recursos para conseguir materias primas más baratas, así como también existe una mayor competencia, y eso termina repercutiendo en precios más bajos para el cliente.
- También es cierto que los procesos industriales son más susceptibles a mostrar deficiencias de fabricación, con lo que a buen seguro que un producto hecho a mano será más cualitativo. Además el proceso de elaboración manuel favorece que los productos puedan ser más personalizados, otro detalle que influye en las motivaciones de compra del consumidor actual.
Un buen ejemplo de esto último es por ejemplo la aparición de bolsos convertibles en mochila. Los bolsos-mochila hechos a mano son artículos novedosos y originales que permite a las usuarias tener un artículo que cumple las funciones de 2 en 1 y que además puede mostrarse en los colores y diseños que el mismo cliente desee.
¿Y los productos biológicos?
Es otra opción tan válida como la anterior. La cuestión es que el artículo haya sido elaborado bajo unos patrones que no hayan supuesto que la salud de la tierra se haya perjudicado, aunque sea mínimamente.
De hecho esta alternativa sea más desarrollable para las marcas que optar por los productos handmade, ya que en este caso el atributo principal es que las materias primas proceden de sistemas agrarios biológicos que no requiere de pesticidas ni de productos químicos que pueden ser perjudiciales hasta para el mismo cliente.
Por ejemplo, para el desarrollo de una camiseta de algodón convencional se habrá usado algún plaguicida y se habrá necesita mucha más agua (Unos 1200 litros pot cada kilo de algodón…). Además, el agua desechada volverá a su transcurso, pero está vez de forma contaminada.
No solamente se estará ayudando al planeta, sino que además se está ayudando al campesino que trabaja bajo unos estándares éticos y saludables. Éticos porque como se ha explicado anteriormente, es frecuente que un proceso de fabricación contaminante vaya cogido de la mano de horarios intempestivos y de la exposición continua del trabajador a sustancias químicas peligrosas.
De hecho, en muchos casos la mano de obra del textil convencional es a través de menores de 15 años que viven en lugares donde la pobreza es más que evidente, teniendo que soportar condiciones infrahumanas.
Esto además ayuda a que el empresario carente de valores pueda combatir con una mejor ventaja competitiva (precios más baratos), por lo que optar por la adquisición de productos biológicos es un reclamo para hacer una competencia más justa. Además, la compra de prendas de algodón convencional en masa supone que cada vez las grandes empresas puedan comprar esta materia prima más barata (muy por debajo de su precio de mercado), perjudicando al agricultor.
El uso de ropa orgánica y de demás productos orgánicos como velas o productos de higiene personal como los que se encuentran en BYDYDY es apostar por una vida sostenible.
Hay que pensar que el contacto directo con estos bienes, cuyos índices de pesticidas e insecticidas es la exposición a mayores problemas relacionadas con la piel e incluso a la aparición de alergias.
Por todos estos motivos, optar por productos naturales, biológicos o incluso hechos a mano es una opción que cada vez gusta más al comprador del siglo XXI.