El debate alrededor de la energía nuclear vuelve a estar sobre la mesa. Los intentos, demasiado lentos, de España de reducir su consumo de gas natural para no ser tan dependiente de Argelia y Rusia en medio de sus conflictos políticos y bélicos. Esto ha hecho que aumente la demanda de otras fuentes de energía para, en particular la energía fotovoltaica, la hidráulica y la nuclear.
Este último dato es especialmente llamativo. Según el Boletín Estadístico mensual del mes de octubre presentado por Enagás, mientras que la demanda del Gas Natural se ha reducido un 38,4% en el mes de octubre, en comparación al mismo mes del año anterior la demanda de energía nuclear ha aumentado un 22,9%. Es cierto que incluso tras este aumento se sigue usando esta fuente de energía menos que el gas natural, o que las fuentes de energía limpia como la fotovoltaica y la eólica, pero también hace que sea evidente que la medida de cerrar las plantas nucleares españolas está adelantada.
Es que mientras que la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, ha defendido en Europa el uso de estas fuentes de energía como estrategia en países como Francia, que ha apostado con fuerza por este método de producción energética, ni siquiera se ha planteado frenar el cierre de plantas en territorio ibérico.
La ministra ha votado para alargar la vida útil de las centrales nucleares en España, mientras que en el país presume de reducir a cero la producción nuclear entre 2027 y 2035. En cualquier caso, será interesante ver de cerca el efecto directo de esta decisión sobre el mercado energético nacional, ya se ha visto, con la situación en Ucrania, que un corte radical en una de las fuentes de energía en el país puede terminar por disparar los precios.
LA AMENAZA DE RUSIA
En cualquier caso, la situación energética de España sigue siendo delicada. A pesar del crecimiento de la producción de energía fotovoltaica y eólica, sigue necesitando otras fuentes de energía para que el servicio funcione de forma correcta. Desde el Gobierno y desde Bruselas se sigue insistiendo en alejarse de los combustibles fósiles, y la invasión rusa a Ucrania, sumado a lo errático de la política actual de Estados Unidos, han hecho evidente la necesidad de ser capaces de producir energía desde Europa. En esa situación es complicado ignorar que en el país se está dejando una de las opciones fuera de la mesa.
Es un contraste a como han reaccionado en Francia, Italia o Polonia ante esta situación. Los galos tienen décadas aumentando su producción nuclear, y después de Estados Unidos y China es el que tiene más plantas activas en el mundo, unas 363, Italia ha vuelto a permitir que se construyan plantas de este tipo y Polonia prevé invertir 14.000 millones de euros en la misma durante los próximos años para aumentar su producción. Incluso Alemania, que cerró su última planta nuclear en 2023, ha puesto sobre la mesa revisar esta política y volver a recuperar la producción interna.
Es que a pesar de los riesgos que vienen de la mano de la energía nuclear cuando no se realiza el mantenimiento correcto a las plantas, la imagen de la cultura pop, encabezada por Homer en la planta de Springfield, arriesgando la ciudad a diario o la bomba atómica hacen que sea complicado explicarle la importancia de la energía nuclear a los ciudadanos. Es un trabajo que las empresas del sector y los gobiernos que apuestan por este tipo de energía deben hacer si quieren que sea vista como una opción viable para reemplazar los combustibles fósiles.
LAS CENTRALES NUCLEARES EN ESPAÑA EMPEZARÁN A CERRAR EN 2027
De momento, el país sigue encaminado en su proceso de cierre de las platas nucleares, empezando por las dos plantas de Almaraz que se espera pongan el candado entre 2027 y 2028. Después se mantendrá el proceso poco a poco hasta 2025, lo que haría que España se moviese en dirección contraria al resto de los países de la Unión Europea. Se trata de apagar alrededor del 20% de la producción energética del país, lo que obliga a buscar soluciones al mismo tiempo que se apuesta por reducir el consumo de gas natural y otros combustibles fósiles.
De todos modos hay tiempo de cambiar la decisión. La oposición, las patronales de la energía nuclear y varios expertos ambientales siguen defendiendo el uso y la inversión en la energía nuclear, pero, al menos en España, se sigue acelerando hacia su desaparición y no es probable que, al menos con Pedro Sánchez en la Moncloa, haya algún cambio en esta estrategia antes de que empiecen a cerrar estas centrales en 2027.