La polémica estalló el pasado jueves 18 cuando el colaborador del programa ‘Vodafone Yu’ en ‘Los40’, David Suárez, publicó un despreciable y ofensivo mensaje en Twitter sobre las personas con síndrome de down.
El otro día me hicieron la mejor mamada de mi vida. El secreto fue que la chica usó muchas babas. Alguna ventaja tenía que tener el síndrome de down.
— David Suárez (@DavidSuarez_V) 18 de abril de 2019
El mensaje llevó a muchos oyentes del programa de radio en el que colabora a pedir que se prescindiera de él. Ante la polémica generada el programa emitió un comunicado en el que deja ver que le apartan.
Tras el desafortunado comentario de David Suárez, en su perfil personal, desde Vodafone yu te queremos decir: pic.twitter.com/CbNCMdqOvN
— Vodafone yu (@vodafoneyu) 21 de abril de 2019
Además el padre de una niña con síndrome de down ha enviado una carta al diario ‘ABC’ que se ha convertido en viral:
Te voy tutear, no sea que en tu estrato o en tu código la consideración del Usted pueda resultarte ofensiva y llegues a considerar que quiero insultarte, lo que en este preciso momento no es mi propósito.
Antes de compartir contigo dos o tres confidencias, te anticipo mis disculpas si no alcanzo a contextualizarte como persona y como personaje, dado que ayer a media tarde no sabía de tu existencia y tampoco he encontrado gran cosa sobre ti en la Red.
Pero en todo caso no te apures porque mañana a media tarde, ni tú ni yo pasaremos de la mera categoría de anécdota social, y si alguien nos recuerda que sea por nuestras palabras; a ti por las tuyas y a mí, por las mías.
Este es el texto de tu tweet: «El otro día me hicieron la mejor mamada de mi vida. El secreto fue que la chica usó muchas babas. Alguna ventaja tenía que tener el síndrome de down». (David Suárez)
Y voy con las confidencias.
La primera, obviamente, tiene que ver con la generación excesiva de saliva que, efectivamente, está ligada a complicaciones neuro-motoras en niños con alguna discapacidad intelectual.
No me extiendo más en detalles porque dudo de mi capacidad para ajustar la explicación al nivel que presumo que requieres. Sí que te anticipo el final del cuento, y es que a día de hoy con cariño y esfuerzo cotidiano –generalmente de las madres- casi se alcanza la normalización, cosa que resulta mucho más difícil de alcanzar con los síntomas propios de la estupidez en fase avanzada.
La segunda tiene que ver con la vida afectivo-sexual de las personas con discapacidad intelectual, y en concreto con la de las personas con Síndrome de Down. Verás David, quizás te resulte difícil de creer, pero el hecho de tener un cromosoma más no les resta un ápice en su capacidad para poder vivir una sexualidad plena.
Es cierto que quizás hay que sembrar con más paciencia en ellos esos valores que todos procuramos para nuestros hijos, de entre los que destacan el de la dignidad y la autoestima. Como lo ignoras, te amplío un poquito el campo de visión para contarte que estas personas, una vez consolidan los valores, resultan mucho más estables y consecuentes que la media, y por lo tanto menos dados a la posibilidad de mantener relaciones con personas tan «sexualmente visionarias» y tan «elocuentes» como tú.
David, déjame por fin que me la juegue y te hable de la inteligencia.
Nuestros hijos con Síndrome de Down, presentan un déficit de capacidad para el entendimiento abstracto de determinados conceptos (¡ojo, que no son los únicos!) que les condiciona una transición sencilla entre lo concreto y lo general, ¿me sigues todavía?. Uno de ellos podría ser la inteligencia.
Sin embargo, y no se sabe muy bien por qué motivo, estas personas están dotadas de una súper capacidad que les permite vivir la praxis de la finalidad última de la inteligencia humana: alcanzar la felicidad.
No les sucede lo mismo con la estupidez como concepto, y aquí es donde entras tú.
Verás, hay conceptos cuya asimilación les supone un esfuerzo tremendo, en ocasiones hercúleo. Repetir y repetir; identificar incansablemente una idea con su imagen, etc… son prácticas permanentes en su proceso de aprendizaje que finalmente dan fruto y consolidan.
De tu mano me será mucho más sencilla esa transición a lo concreto. Gracias a tu presencia en Twitter, acceder a la visualización de la estupidez humana -como concepto insisto- será tan fácil y tan inmediato como coger el móvil y buscar tu cuenta.
«Mira hija; esto es la estupidez. Impredecible en un test de embarazo, y prácticamente incurable».
Gracias de nuevo por tu generosidad y por tu entrega pública, David Suárez.