Una de las grandes amenazas de Rusia al resto de Europa, y uno de los riesgos que se ha avisado desde hace meses a España, se ha hecho realidad. La nación que dirige con mano de hierro Vladímir Putin apunta por cortar se envió gas a Austria tras la decisión de las cortes de ese país a favor de Hidrocarburos OMV en una demanda contra Gazprom, lo que ha generado la ira de la nación euroasiática.
Si bien es una mala noticia para todo el continente europeo, especialmente convulsionado y en dificultades para responder tras la victoria de Trump en Estados Unidos y el quiebre del Gobierno Alemán, para España es peor. Es que a pesar de haber reducido las importaciones de gas natural de Rusia, lo cierto es que sigue siendo el segundo mayor proveedor del país, y no estamos preparados para que, en pleno invierno, haya un corte de los suministros.
En total, según los datos del Boletín estadístico del gas presentado por Enagás, el gas ruso representa el 21,3% del consumo nacional de 2024. El dato es un aviso importante, pues aunque se han reducido los envíos de energía a través del gasoducto, los de gas natural siguen subiendo y aunque Argelia sigue siendo el principal proveedor, los datos rusos no son fáciles de ignorar.
De momento, Rusia no ha confirmado la decisión. La realidad es que la situación del viejo continente, que sigue teniendo una guerra en la frontera debido a la situación y aunque hay suficiente gas almacenado para evitar una crisis en el corto plazo, es clave que se revisen tanto las posibilidades de sacar el gas de los yacimientos nacionales, que solo representan el 0,1% del consumo en el país, como de aumentar las importaciones de otros territorios que no se encuentran en guerra con un candidato a unirse a la Unión Europea.
AUNQUE RUSIA NO CORTE LAS IMPORTACIONES EUROPA PODRÍA HACERLO
Pero incluso si desde Rusia no se toma la decisión de cortar las exportaciones de gas natural en Bruselas, se ha planteado hacer un veto general a toda la energía proveniente del país euroasiático. Es de hecho una posibilidad que se la ha planteado a la todavía ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico del Gobierno de España, Teresa Ribera, que aspira al cargo de Comisaria Europea de Competencia, y de hecho el país tiene un expediente abierto en Bruselas por mantener la misma cantidad de importaciones desde Rusia.
Este mismo jueves el Parlamento Europeo ha adoptado una resolución en la que reclama más presión económica sobre Rusia, planteando por ejemplo un veto en la UE de todas las importaciones de combustibles fósiles y sanciones contra la «flota en la sombra», gracias a la cual las instituciones y firmas rusas seguirán sacando productos clave para su economía a espaldas de la supervisión internacional. Es una posición que obliga al país a buscar soluciones rápido, pues las posibilidades de quedarse sin esta fuente de energía son especialmente altas.
El problema es que si la relación de España con Rusia es complicada, la que tiene con su principal proveedor de gas, Argelia, es todavía peor desde que Pedro Sánchez asumió la presidencia. En la práctica, el país africano congeló relaciones con el Gobierno hace meses, es cierto que esta última semana han cambiado al menos a nivel comercial debido a su propia crisis con Francia, por lo que de momento no cortará los envíos a territorio iberico, pero es una relación, cuando menos delicada.
«Los bancos intermediarios autorizados deberán tener en cuenta que las operaciones de domiciliación bancaria para operaciones de comercio exterior desde y hacia España deberán tramitarse de acuerdo con la normativa cambiaria vigente», señalaba esta semana el Banco Central de Argelia, tras normalizar las exportaciones según ha recogido ElEconomista.
EUROPA SIN CABEZA
Parte del problema para enfrentar esta crisis es que le ocurre a una Europa de capa caída. La victoria de Trump ha caído como un balde de agua fría a buena parte de los gobiernos de la región, la situación es complicada por qué la elección tan variopinta del gabinete en temas internacionales hace que sea complicado como maneja su parte de las negociaciones en la situación de Ucrania.
Lo cierto es que ha sido complicado que Europa consiga un líder que marque el camino desde la retirada de Angela Merkel. Con sus luces y sombras, la alemana se había convertido en uno de los rostros más visibles de la UE, y desde su salida este tipo de crisis no son solo más comunes, sino que son peor manejadas.
FRACKING COMO SOLUCIÓN
El otro peligro desde el punto de vista ambiental es que países como España se vean obligados a una práctica tan contaminante como lo es el fracking. Esta técnica, basada en inyectar agua y arena con aditivos químicos a gran profundidad para fracturar la roca y obtener gas de esquisto, fue desterrada por la Ley de Cambio Climático y Transición Energética de 2021, no es probable que ocurra en un Gobierno del PSOE, pero es una posibilidad real si la situación de Rusia se mantiene en un gobierno del PP.