La Policía Nacional ha desarticulado una sofisticada red criminal dedicada a estafar a bancos mediante el uso fraudulento de datáfonos (TPV) e identidades falsas. La operación se ha saldado con tres detenidos en Madrid y la recuperación de 1.800 euros en efectivo, siete TPV, material informático y herramientas para la falsificación de documentos. Se estima que la banda ha causado un perjuicio económico de 215.000 euros a diversas entidades bancarias, operando con más de 280 cuentas fraudulentas creadas con 17 identidades falsas.
Modus operandi y alcance de la estafa con datáfonos
La investigación policial, iniciada tras las denuncias de varias entidades bancarias, desveló un complejo esquema de fraude. Los delincuentes contrataban datáfonos y, posteriormente, realizaban cargos por elevadas sumas de dinero utilizando tarjetas de crédito o débito bajo su control. Estos importes se ingresaban inmediatamente en las cuentas bancarias fraudulentas que habían creado previamente.
Una vez el dinero se encontraba en las cuentas, lo transferían rápidamente a otras cuentas de la organización o lo retiraban en efectivo en cajeros automáticos. A continuación, simulaban la anulación de la compra y solicitaban la devolución del dinero al supuesto comprador. El banco, al procesar la devolución, asumía la pérdida, dejando la cuenta asociada al datáfono en descubierto. Este proceso se repetía con la mayor frecuencia posible hasta que el datáfono era bloqueado por la entidad bancaria.
La sofisticación de la operación radicaba en la utilización de identidades falsas y la rápida transferencia de los fondos, dificultando el rastreo del dinero. La creación de más de 280 cuentas bancarias con 17 identidades falsas evidencia la planificación y el alcance de la actividad criminal.
Nuevas vías de estafa: El alquiler turístico como objetivo
La investigación policial también reveló que la organización criminal buscaba nuevas formas de estafa, explorando el sector del alquiler turístico. Su objetivo era utilizar plataformas web de alquiler turístico para perpetrar nuevos fraudes contra entidades bancarias. Aunque no se han detallado los métodos concretos que pretendían emplear, esta diversificación demuestra la capacidad de adaptación y la peligrosidad del entramado criminal. Es probable que buscaran explotar las vulnerabilidades de las transacciones online en este sector, aprovechando la alta demanda y la complejidad de los pagos internacionales.
Este caso pone de manifiesto la importancia de la ciberseguridad y la prevención del fraude en el sector financiero. Las entidades bancarias deben reforzar sus sistemas de seguridad para detectar y prevenir este tipo de estafas, implementando medidas como la verificación de identidades, el control de transacciones sospechosas y la monitorización de la actividad de los datáfonos. Asimismo, es fundamental la colaboración entre las entidades bancarias y las fuerzas de seguridad para combatir este tipo de delincuencia.
La Policía Nacional continúa investigando para determinar el alcance total de la estafa y la posible implicación de otras personas. Los tres detenidos se enfrentan a cargos por pertenencia a organización criminal, usurpación de estado civil, falsedad documental, blanqueo de capitales y estafa bancaria. Se espera que la investigación aporte más datos sobre la estructura de la organización y sus conexiones con otros grupos criminales.