El ‘síndrome’ que sufre la infanta Sofía: Letizia y Felipe no saben cómo afrontarlo

-

La infanta Sofía ha crecido siempre en segundo plano, una situación inevitable al ser la hermana menor de la princesa Leonor, heredera al trono de España. Este contexto familiar ha llevado a Sofía a vivir lo que algunos expertos llaman «el síndrome del segundo hijo», una dinámica común en las familias donde el segundo hijo puede sentirse eclipsado por el mayor. 

Según la psicóloga Alejandra Muñoz, quien cedió una entrevista a Lecturas, este síndrome podría influir considerablemente en la personalidad de Sofía, creando retos y oportunidades únicas en su vida. A pesar de los esfuerzos de los reyes Letizia y Felipe para equilibrar el trato entre sus hijas, la posición de Leonor como futura reina impone ciertos roles y expectativas que Sofía no comparte. Analicemos en profundidad como este fenómeno impacta en la vida de la infanta y la forma en que los Reyes intentan afrontarlo.

1
El síndrome del segundo hijo: características y efectos

Ad 4Nxcjy 63V89Ylrmxpthoi9Cadarluvp 6Kpufhwj7Natpnmcre1N0Mzqljxsbpw06Wptlsgtosnz2Dcuiowe2Tcjwmrzsdwjl90Bjf4C6As06 Xxbj9T3Hkcdx2B5Nw5 Ag1Uuodcmiisddgio67Jedh Oe?Key=Vx3Tkmdjkb76Nszvd69Y9J6

Según la psicóloga Alejandra Muñoz, el «síndrome del segundo hijo» se refiere a la tendencia de los hermanos menores a sentirse menos visibles o importantes en comparación con los primogénitos. Esto es particularmente cierto en familias donde el hijo mayor tiene un rol destacado, como en el caso de la familia real española. Leonor, al ser la primogénita y heredera al trono, ha asumido una posición de gran responsabilidad y visibilidad, mientras que Sofía ha crecido en un papel de apoyo.

Muñoz destaca que, en estas circunstancias, los hijos menores suelen desarrollar personalidades más flexibles y adaptativas, buscando destacar en aspectos diferentes a los de sus hermanos mayores. Esta situación puede llevar a Sofía a buscar una identidad única y, quizás, a desarrollar una mayor independencia en ciertos ámbitos. Sin embargo, el constante peso de las comparaciones, aunque no intencionadas, puede afectar su autoconcepto y autoestima.

Atrás