En una instancia dirigida a la dirección de la cárcel de A Lama en Pontevedra, Fabrizio João Silva, uno de los presos más peligrosos de nuestro país se ha declarado en rebeldía y ha anunciado que no reconoce la autoridad de los funcionarios de la prisión.
El Hannibal Lecter de los presos españoles, tal y como se le conoce, fue trasladado al centro pontevedrés hace dos meses después de que agrediera a ocho funcionarios en una cárcel de Cádiz. A uno de ellos, incluso, le llegó a romper la nariz.
Silva cumple condena por haber asesinado a su novia y a un compañero de prisión. Su vida en la cárceñ se limita a una celda en la que no tiene contacto físico con ningún trabajador ni con ningún otro recluso.
«Desde que llegó aquí tras al altercado en Cádiz no ha habido ningún problema, pero porque las medidas de seguridad son extremas, no porque él no los haya buscado», explican desde la prisión.
Según ‘ABC’ es una persona extremadamente violenta y agresiva, lo que llevó a las direcciones de los centros donde ha estado ingresado a diseñar planes específicos para su custodia.
La puerta de su celda se abre de manera computerizada, nunca tiene contacto con otras personas y le sirven la comida a través de una visera metálica. «Hace la vida normal de otro reo, solo que siempre solo», añadió un funcionario.