Detienen a un empresario marroquí en Asturias que pagaba 700 euros por jornadas de 12 horas

Un empresario español de origen marroquí ha sido detenido por la Policía Nacional en Asturias por explotación laboral a trabajadores inmigrantes en situación irregular. La detención se produjo el 9 de octubre tras una exhaustiva investigación llevada a cabo en colaboración con la Inspección de Trabajo y Seguridad Social. El empresario engañaba a sus víctimas con la falsa promesa de regularizar su situación en España a cambio de importantes sumas de dinero, sometiéndolos a condiciones laborales inhumanas y peligrosas.

El modus operandi del empresario

La investigación policial se inició tras la denuncia de una de las víctimas, quien relató cómo el empresario le exigió 5.000 euros a cambio de regularizar su situación en España. Una promesa que, como se descubriría más tarde, nunca se materializaría. A partir de esta denuncia, los agentes destaparon una red de explotación laboral que afectaba a varios trabajadores, todos ellos de origen marroquí y en situación irregular.

El modus operandi del empresario era simple pero efectivo: se aprovechaba de la desesperación de los inmigrantes por regularizar su situación y les ofrecía un trabajo con la falsa promesa de tramitar los permisos necesarios. Una vez bajo su control, los sometía a jornadas extensivas de más de 12 horas diarias, los siete días de la semana, en labores de talado de árboles y desbroce de montes.

Las condiciones de trabajo eran deplorables. A pesar de la peligrosidad inherente a las tareas que realizaban, utilizando maquinaria como desbrozadoras y motosierras, los trabajadores contaban con un equipo de protección totalmente inadecuado, que se limitaba a una simple visera para proteger la cara. Además, carecerían de la formación necesaria en materia de prevención de riesgos laborales, poniendo en grave peligro su integridad física.

Salarios miserables y consecuencias legales

A la explotación laboral en términos de jornadas y seguridad se sumaba la explotación económica. Los trabajadores percibían un salario miserable que rondaba los 700 euros mensuales, pagados en efectivo, muy por debajo del salario mínimo interprofesional y sin las cotizaciones a la Seguridad Social correspondientes. Esto les privaba de cualquier tipo de protección social y les condenaba a una situación de precariedad absoluta.

Este caso de explotación laboral pone de manifiesto la necesidad de reforzar la inspección de trabajo y de implementar medidas más contundentes para luchar contra la economía sumergida. Es crucial concienciar a la sociedad sobre la gravedad de estas prácticas y la importancia de denunciar cualquier sospecha de explotación laboral.

Las consecuencias legales para el empresario detenido pueden ser graves. Se enfrenta a penas de prisión y a sanciones económicas por delitos contra los derechos de los trabajadores, además de la obligación de indemnizar a las víctimas por los daños causados.