Adiós a los billetes de 100: ¿por qué se quieren eliminar?

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Los billetes han sido durante mucho tiempo un símbolo tangible de valor y poder adquisitivo. Sin embargo, una propuesta controvertida está ganando terreno entre algunos economistas: retirar de circulación los billetes de 100. Esta medida, que podría parecer drástica a primera vista, se basa en argumentos que van desde la lucha contra actividades ilícitas hasta la transformación de la política monetaria. La propuesta ha generado un intenso debate sobre el futuro del efectivo en una era cada vez más digital. En este artículo hablaremos de las voces a favor y en contra de la posibilidad de eliminar los billetes de 100.

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La propuesta radical: ¿Por qué algunos expertos quieren decir adiós a los billetes de 100?

La propuesta radical: ¿Por qué algunos expertos quieren decir adiós a los billetes de 100?

La idea de retirar los billetes de alta denominación, especialmente los de 100, no es nueva, pero ha ganado impulso en los últimos años. Uno de los principales defensores de esta propuesta es Kenneth Rogoff, profesor de economía de la Universidad de Harvard y ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional. Rogoff argumenta que la eliminación de los billetes de 100 podría tener un impacto significativo en la reducción de actividades ilícitas y la economía subterránea global.

Según Rogoff, una gran proporción de los billetes de 100 en circulación se utiliza para fines ilícitos. En su libro «La maldición del efectivo» (The Curse of Cash), publicado en 2016, Rogoff propone una eliminación gradual del papel moneda, comenzando con los billetes de mayor denominación. Su argumento se basa en la idea de que el efectivo, especialmente los billetes de alto valor, facilita la evasión fiscal, el lavado de dinero y otras actividades ilegales.

La propuesta de Rogoff va más allá de simplemente retirar los billetes de 100. Sugiere una eliminación progresiva que comenzaría con los billetes de 100, luego los de 50, y finalmente los de 20, dejando en circulación solo las denominaciones más pequeñas. Esta transición gradual, según él, permitiría a la sociedad adaptarse a un sistema con menos efectivo, al tiempo que dificulta las transacciones de gran volumen en la economía subterránea.

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