Una investigación liderada por el científico chino Yanlin Song y por su equipo del Instituto de Química de la Academia China de Ciencias ha determinado un método para hacer que las gotas de agua, después de rebotar, giren a una velocidad de rotación superior a 7.300 revoluciones por minuto, tal y como explica el portal especializado ‘SINC‘. El proceso abre una vía para el delicado control del movimiento de los líquidos.
Cuando una gota de agua cae sobre una superficie sólida, si rebota o salpica depende de las estructura de la que se compone dicha superficie. Sin embargo, debido a la facilidad con que se deforma la gota y la rapidez con que se produce la colisión, manipular este proceso supone todo un reto para los científicos.
Tal y como informa desde el mencionado portal «el secreto es una nueva superficie con un patrón químico formado por espirales muy adhesivas rodeadas de otras regiones hidrófobas (repelentes al agua) poco adhesivas»
«Cuando una gota golpea la superficie, estos patrones inducen fuerzas de anclaje no axisimétricas (fuerzas no simétricas alrededor de un eje) que hacen que la gota gire a medida que rebota», explican Song y los otros autores en su estudio, que publica esta semana la revista Nature Communications.
Los científicos registraron los resultados a cámara ultralenta.