La Unión Ciclista Internacional (UCI) pondrá en vigor una nueva norma mediante la cual los ciclistas que arrojen sus bidones de agua a la carretera será multados con una cantidad que puede ir desde los 170 a los 900 euros. Con esta media se intentará paliar el impacto del plástico, material con el que normalmente están fabricados estos recipientes, en el medio ambiente.
Sin embargo, la medida no ha hecho gracia a los aficionados del deporte de dos ruedas. Muchos seguidores del Tour y otras competiciones ciclistas esperan durante horas para poder conseguir el preciado bote que el ciclista suele arrojar cuando ha consumido el líquido.
«No es aceptable en nuestros días dejar caer un bote de líquido o cualquier basura en la carretera», argumenta en favor de la normativa Philippe Marien, juez de la UCI, en declaraciones recogidas por ‘ABC‘.
El ciclismo quiere dar una imagen más comprometida con el medio ambiente y menos contaminante.