Bruselas expedienta a España y otros 25 países UE por no transponer normas para acelerar renovables

La Comisión Europea ha anunciado una medida tajante contra España y otros 25 Estados miembros de la Unión Europea por no haber transpuesto a tiempo las normas acordadas para agilizar los procedimientos de autorización de proyectos de energía renovable. Esta acción responde a la creciente urgencia de implementar soluciones energéticas sostenibles en toda Europa.

En un duro comunicado, Bruselas ha revelado que, con la excepción de Dinamarca, ningún otro país ha notificado la transposición completa de estas disposiciones antes de la fecha límite legal del 1 de julio de 2024. Esto ha provocado la apertura de un expediente sancionador contra los 26 Estados miembros retrasados.

Medidas para Simplificar y Acelerar los Procedimientos de Autorización

Las disposiciones que deben ser transpuestas incluyen una serie de medidas clave para agilizar los trámites tanto para proyectos de energía renovable como para la infraestructura necesaria para integrarlos en el sistema eléctrico. Entre ellas se encuentran:

  • Establecimiento de plazos claros para los procedimientos de concesión de permisos, dirigidos a tecnologías o tipos de proyectos específicos.
  • Refuerzo del papel del punto de contacto único para las solicitudes, con el fin de simplificar los trámites.
  • Presunción de que los proyectos de energía renovable y la infraestructura de red relacionada son de interés público superior, lo que facilita su aprobación.

Estas medidas tienen como objetivo acelerar la transición hacia un sistema energético más sostenible en toda la Unión Europea.

Consecuencias de los Retrasos y Próximos Pasos

Tras la apertura del expediente sancionador, España y los otros 25 países afectados disponen ahora de dos meses para responder a la Comisión Europea y subsanar las deficiencias planteadas. De no recibir una respuesta satisfactoria, Bruselas podría decidir llevar a estos gobiernos ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE).

La tardanza en la transposición de estas normas clave pone en riesgo los ambiciosos objetivos climáticos y energéticos de la Unión Europea, lo que podría tener graves consecuencias tanto para el medio ambiente como para la competitividad económica de los países involucrados. Por lo tanto, es crucial que los Estados miembro actúen con celeridad y determinación para cumplir con sus obligaciones y evitar sanciones más severas.