La Unión Europea ha sido blanco de fuertes críticas por parte de reconocidas organizaciones ecologistas tras dar el primer paso para rebajar el estatus de protección del lobo en su territorio. Grupos como Alianza Verde, Ecologistas en Acción y WWF han expresado su profunda decepción ante esta decisión, que consideran carente de fundamento científico y motivada por razones políticas.
Decisión Carente de Soporte Científico
La propuesta de la Comisión Europea, liderada por la presidenta Ursula Von Der Leyen, ha sido tachada de «vergonzosa y decepcionante» por el coordinador de Alianza Verde, Juantxo López de Uralde. Según su perspectiva, esta iniciativa «carece de cualquier soporte científico y sólo se basa en criterios políticos apoyados en las derechas populistas». Ante esta situación, la organización ha instado a que todos los gobiernos rechacen dicha propuesta en la próxima votación.
Por su parte, Ecologistas en Acción ha advertido que debilitar la protección de la especie «obstaculizará la recuperación en curso de las poblaciones de lobos y pondrá en peligro los esfuerzos para promover la coexistencia entre humanos y grandes carnívoros».
Sin embargo, la organización ha aclarado que, en caso de que la reducción de la protección del lobo se apruebe en la UE, esto no afectaría a España, ya que el país cuenta con su propia normativa y el lobo «no tiene un estado de conservación favorable, lo que impide la reducción de su protección».
Presión de Sectores Reaccionarios
Por su parte, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) ha sido enfático en sus críticas, afirmando a través de la red social ‘X’ que «matar lobos no soluciona nada» y que los países que han votado a favor de la propuesta han cedido «a la presión de sectores reaccionarios, sin seguir criterios científicos».
Estas organizaciones ecologistas han expresado su profunda preocupación por el impacto que esta decisión podría tener en la conservación del lobo y en los esfuerzos por promover la coexistencia entre humanos y grandes carnívoros. Consideran que la Unión Europea ha priorizado intereses políticos por encima de las recomendaciones científicas, poniendo en riesgo el equilibrio de los ecosistemas y la protección de una especie clave.