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Pocas cosas han cambiado tanto con el paso de los tiempos como la relación entre Inglaterra y España. Desde sus pugnas coloniales y políticas iniciadas en el siglo XVI, se ha avanzado hacia una gran relación e intercambio cultural en el presente. Y es que los ingleses, de una forma u otra, se han convertido en una sociedad que los españoles han comenzado sentir más cercana, sobre todo por la inmigración que se ha dado por los derechos de residencia.
Eso ha contribuido a que la gente de España haya podido conocer los comportamientos y costumbres de los británicos. Ha sido algo muy positivo, ya que esta mezcla de información recíproca ha llevado a acabar con muchos estereotipos negativos, como el pensamiento español de que los ingleses beben alcohol de forma excesiva, tienen una gastronomía mala, o su amor por el fútbol les lleva a ser auténticos hooligans.
A día de hoy existe otra percepción sobre los ingleses en España. Por un lado, hay estereotipos y curiosidades que son calificadas en el lenguaje patrio como “muy british”, normalmente relacionados con la actitud o el humor. Por el otro, sorprendentemente, se han encontrado puntos en común entre las dos culturas, que podríamos decir de forma jocosa que giran alrededor de un balón y de una partida de casino. Y es que algunas cosas pueden unir hasta a las personas más diferentes.
El juego y el fútbol: dos pasiones que unen
Existen dos mundos donde los ingleses y los españoles coinciden perfectamente: el amor al fútbol y al juego. Si una persona de España quiere quedar bien con un homólogo británico, lo mejor que puede hacer es regalarle la camiseta de algún club o una guía de bonos de casinos en España.
En los últimos años, se está dando una circunstancia muy particular en el sector del juego. El mundo online está permitiendo a personas de todo el mundo conectarse a plataformas de juego virtuales de otros países en su idioma nativo. Muchas veces, esta interacción se produce con el objetivo de aprovechar los bonos de bienvenida en casinos, un atractivo que ha despertado el interés por el idioma español y las costumbres propias del país.
Este fenómeno ha llevado a que cada vez más británicos se sumen a las salas de juego online en España, no solo disfrutando de nuevas experiencias, sino también familiarizándose con la cultura y el idioma de una manera lúdica.
Humor, carácter y comportamientos muy particulares
Existen varias convicciones de carácter cultural que diferencian a los españoles y a los ingleses, pero probablemente una de las más pronunciadas esté relacionada con el tema de los horarios. No es ninguna novedad, ya que la gestión del reloj de los españoles con respecto a otros países de su entorno es tremendamente alternativa, pero en este caso resulta bastante evidente.
A su desayuno a primeras horas de la mañana, los británicos incorporan un almuerzo antes de la 1 del mediodía y una cena que nunca puede ser más tarde de las 8. Tan exagerada es esta convicción, que los locales de hostelería españoles, con el fin de amoldarse a sus turistas, han comenzado a abrir la mano con estos horarios. Algo que, por cierto, ya supone un problema para viajeros nacionales, que consideran que algunos establecimientos de su país ya están más adaptados a la cultura inglesa que a la española.
También con referencia a los horarios, se da otra circunstancia muy clara. Si bien los españoles consideran que, si un e-commerce cierra a las 6 en punto, conectarse a las 6 y cuarto es algo aceptable, los ingleses no comulgan para nada con esa línea. De hecho, lo más probable es que te encuentres a los británicos comprando a las 6 menos cuarto, ya que suelen ser muy rígidos con ese tipo de normas.
Pero no solo en los horarios chocan estas dos culturas. Y es que la forma de comportarse con respecto a las otras personas también tiene grandes diferencias. ¿Quién no ha dado dos besos a la hora de conocer a alguien aquí en España? Se ve como algo perfectamente normal y habitual. Sin embargo, nunca hagas eso con alguien de Inglaterra, porque puede ser muy incómodo.
Los ingleses son muy reservados, formales y fríos en su trato personal. No es común que compartan sus sentimientos con el resto, ni mucho menos que se muestren abiertos a relacionarse estrechamente con otra persona de buenas a primeras. Les gusta la distancia, algo que choca directamente con el carácter latino de los españoles, mucho más expresivos.
El último punto donde se encuentran diferencias es en el humor. Mientras que en España se suele hacer gracias con respecto a situaciones de otras personas, en Inglaterra tienden a reírse más de sí mismos. Eso sí, tendrás que tener un buen inglés para entenderlos, ya que usan todo el rato, dobles sentidos e ironías que esconde su propia lengua.