La figura de los santos en la tradición cristiana es fundamental, ya que representan ejemplos de fe, compromiso y sacrificio por la causa de Cristo. A lo largo de los siglos, los santos han sido venerados como intercesores ante Dios y como modelos de vida a seguir. Ellos, con sus acciones y enseñanzas, guían a los creyentes hacia una vida más plena en la fe. Entre ellos, los apóstoles ocupan un lugar de especial relevancia, siendo los primeros en recibir el llamado de Jesús y en llevar su mensaje a los confines del mundo.
Uno de los más destacados entre ellos es San Mateo, apóstol y evangelista. Su vida, tanto antes como después de seguir a Cristo, ofrece lecciones profundas sobre la transformación espiritual y la entrega total al servicio de Dios. A través de su evangelio, San Mateo nos presenta una visión única y profunda de la vida y las enseñanzas de Jesús, aportando un legado invaluable a la fe cristiana.
San Mateo, el apóstol transformado
San Mateo es conocido por haber sido uno de los doce apóstoles de Jesús, pero su historia antes de seguir al Maestro es especialmente notable. Antes de su conversión, Mateo era recaudador de impuestos, una profesión despreciada en la sociedad judía de su tiempo. Los recaudadores de impuestos eran vistos como colaboradores del imperio romano, traidores a su pueblo y, en muchos casos, se les asociaba con la corrupción y la injusticia. La figura de Mateo como publicano (cobrador de impuestos) es relevante, ya que muestra que Jesús no solo llamó a los justos y piadosos, sino también a aquellos que estaban considerados como pecadores.
El encuentro entre Mateo y Jesús está narrado en el evangelio que lleva su nombre. Según el relato, Jesús vio a Mateo sentado en la mesa de los impuestos y le dijo: «Sígueme» (Mateo 9:9). Sin dudarlo, Mateo se levantó y dejó atrás su lucrativa pero moralmente cuestionada profesión para seguir a Cristo. Este simple acto de obediencia y fe es un poderoso ejemplo de cómo Jesús llama a todos, independientemente de su pasado, a unirse a Él y transformar sus vidas.
Su misión como apóstol
Después de su llamado, San Mateo se unió al grupo de los doce apóstoles, acompañando a Jesús durante su ministerio en la Tierra. Como apóstol, Mateo fue testigo directo de los milagros, las enseñanzas y la pasión de Cristo. Junto a los otros apóstoles, tuvo la responsabilidad de difundir el mensaje del Evangelio después de la resurrección de Jesús.
Uno de los episodios más significativos en la vida de Mateo como apóstol fue la última cena, donde, según la tradición, estuvo presente cuando Jesús instituyó la Eucaristía. Tras la ascensión de Cristo al cielo, Mateo, junto con los otros apóstoles, recibió el mandato de predicar el evangelio «a todas las naciones» (Mateo 28:19). La tradición sostiene que Mateo llevó el mensaje de Cristo a diversas regiones, incluyendo Etiopía, Persia y posiblemente Siria. Su misión apostólica fue marcada por un fuerte compromiso con la evangelización y la enseñanza, ayudando a establecer las primeras comunidades cristianas en tierras lejanas.
Autor del Evangelio de Mateo
San Mateo no solo fue un apóstol, sino también uno de los cuatro evangelistas, autores de los relatos sobre la vida y enseñanzas de Jesús. El evangelio atribuido a San Mateo es el primero en el orden canónico del Nuevo Testamento y es uno de los textos fundamentales del cristianismo. Este evangelio se distingue por su enfoque en la identidad de Jesús como el Mesías prometido en las escrituras del Antiguo Testamento.
El Evangelio de Mateo está dirigido principalmente a una audiencia judía, lo que se evidencia en su constante referencia a las profecías del Antiguo Testamento y su cumplimiento en la figura de Jesús. Mateo subraya la realeza de Cristo y su linaje davídico, trazando su genealogía desde Abraham hasta José, el esposo de María, en el capítulo inicial de su evangelio.
Además, Mateo destaca las enseñanzas éticas de Jesús, como se puede ver en el Sermón de la Montaña (Mateo 5-7), uno de los discursos más conocidos de Cristo. En este sermón, Jesús ofrece una nueva interpretación de la ley mosaica, llamando a sus seguidores a vivir una justicia que supere la mera observancia externa de los mandamientos. El evangelio también incluye numerosos milagros, parábolas y la pasión, muerte y resurrección de Jesús.
El martirio de San Mateo
Como muchos de los apóstoles, San Mateo también sufrió el martirio por su fe. Aunque los detalles exactos varían según las tradiciones, se cree que fue martirizado mientras predicaba en Etiopía o Persia. Una de las versiones más extendidas sugiere que fue asesinado mientras celebraba la Misa, siendo apuñalado por la espalda por orden de un rey local que no soportaba el mensaje cristiano de San Mateo. Esta narración refleja la valentía y el compromiso inquebrantable del apóstol con su misión, dispuesto a entregar su vida por la causa de Cristo.
La valentía de San Mateo al enfrentar la persecución y su disposición para sufrir el martirio resalta el profundo amor que tenía por Cristo y por la misión que se le había encomendado. Su vida y su muerte siguen siendo un testimonio poderoso de la fe y la dedicación total a la causa del Evangelio.
La festividad de San Mateo
La Iglesia Católica celebra la fiesta de San Mateo el 21 de septiembre. En esta fecha, los fieles recuerdan su vida, su obra como apóstol y evangelista, y su valiente testimonio de fe. San Mateo es el patrón de los contables, banqueros y recaudadores de impuestos, debido a su antigua profesión antes de seguir a Jesús.
Su vida es un recordatorio constante de la posibilidad de redención y transformación que existe para todos los que escuchan y siguen el llamado de Cristo. A través de su evangelio, su testimonio sigue vivo, guiando a millones de cristianos en todo el mundo en su camino de fe.
Conclusión
San Mateo, apóstol y evangelista, representa una historia de transformación radical, fe inquebrantable y dedicación total a la misión de Cristo. Su vida nos enseña que el llamado de Jesús no discrimina, sino que invita a todos, independientemente de su pasado, a unirse a su causa. Su evangelio sigue siendo una de las piedras angulares del cristianismo, recordándonos la importancia de las enseñanzas de Cristo y el cumplimiento de las promesas divinas. A través de su ejemplo y su intercesión, San Mateo continúa inspirando a los creyentes a vivir una vida de fe, sacrificio y amor por el prójimo.
