San José de Cupertino: Santoral del 18 de septiembre de 2024

A lo largo de la historia del cristianismo, los santos han sido figuras de inspiración y devoción para los fieles. Son considerados modelos de virtud y, a menudo, se les atribuyen milagros y actos de intercesión. Los santos juegan un papel importante en la vida espiritual de muchas personas, ya que nos muestran caminos hacia una vida de fe, sacrificio y amor a Dios. Los cristianos los veneran no solo por sus milagros, sino también por su profundo compromiso con el evangelio y su dedicación al prójimo.

Uno de estos santos, recordado por su vida de humildad y sus sorprendentes dones espirituales, es San José de Cupertino. Este santo, cuya fiesta se celebra el 18 de septiembre, es conocido por sus dones místicos, especialmente por el fenómeno de la levitación. Su vida fue un reflejo de la sencillez y de una fe profunda, marcada por su amor a Dios y su entrega total a la vida religiosa.

San José de Cupertino: El Santo que Levita

Origen y vida temprana

San José de Cupertino nació el 17 de junio de 1603 en un pequeño pueblo llamado Cupertino, en la región de Apulia, Italia. Su nombre de nacimiento era Giuseppe Maria Desa, y provenía de una familia pobre. Desde muy joven, José mostró un carácter devoto y una inclinación hacia la vida religiosa, aunque también tuvo que enfrentarse a numerosas dificultades en su infancia, incluyendo una educación limitada y problemas de salud.

Desde temprana edad, José fue considerado «tonto» o «distraído» por quienes le rodeaban, ya que parecía estar constantemente absorto en sus pensamientos, como si su mente estuviera siempre en otro lugar. Sin embargo, esta peculiaridad de su carácter sería una señal temprana de su profunda conexión con lo divino.

A pesar de sus dificultades para encajar en la sociedad, su fuerte deseo de servir a Dios lo llevó a intentar ingresar en varias órdenes religiosas. Después de ser rechazado en varias ocasiones debido a su falta de habilidades académicas y torpeza en los quehaceres cotidianos, finalmente fue aceptado como hermano laico en la Orden de los Frailes Menores Conventuales. Aquí comenzaría su extraordinaria vida como religioso.

El sacerdote que se elevaba del suelo

Uno de los aspectos más sorprendentes de la vida de San José de Cupertino fue su capacidad para levitar durante sus momentos de éxtasis espiritual. Estas levitaciones ocurrían principalmente durante la celebración de la misa o cuando se encontraba en profunda oración. El fenómeno fue presenciado por muchas personas, incluidos sacerdotes, fieles y autoridades de la Iglesia. José, sin buscarlo, se elevaba del suelo como si su cuerpo respondiera a una fuerza superior.

Estas levitaciones, que se produjeron en más de 70 ocasiones, lo convirtieron en una figura muy conocida y respetada, pero también en objeto de controversia. La Iglesia, siempre cuidadosa con los fenómenos místicos, sometió a San José a rigurosos exámenes para asegurarse de que estos eventos no fueran fruto de engaño o alucinación. Tras estos exámenes, se llegó a la conclusión de que los fenómenos eran genuinos y producto de una profunda unión con Dios.

A pesar de sus dones místicos, José se mantuvo siempre humilde y rehuía cualquier atención especial. Era conocido por su obediencia y por su deseo de vivir una vida sencilla, dedicada al servicio de los demás. Su humildad era tal que, a pesar de los asombrosos dones que poseía, siempre se consideraba el siervo más pequeño de la casa del Señor.

Milagros y devoción

Además de sus levitaciones, a San José de Cupertino se le atribuyen numerosos milagros, tanto durante su vida como después de su muerte. Muchas personas acudían a él en busca de consejo y oraciones, confiando en su intercesión para resolver problemas personales y de salud. Entre los muchos milagros que se le atribuyen, destacan curaciones inexplicables y la capacidad de prever el futuro.

Uno de los aspectos más fascinantes de su vida es su relación con los estudios. A pesar de ser un estudiante con muchas dificultades, especialmente en el aprendizaje académico, San José de Cupertino fue ordenado sacerdote. La tradición cuenta que, al ser examinado para la ordenación, se le hicieron preguntas sobre los pocos pasajes de la Sagrada Escritura que él conocía bien, lo que permitió que aprobara su examen. Esto reforzó la creencia de que su vida estaba profundamente marcada por la providencia divina.

Patrono de los estudiantes y aviadores

Debido a las dificultades que enfrentó durante su formación académica y la intervención divina que le permitió superarlas, San José de Cupertino es considerado el patrono de los estudiantes, especialmente de aquellos que enfrentan exámenes difíciles. Su vida es un testimonio de que la fe y la devoción pueden abrir caminos donde parece no haber ninguno.

Además, por el fenómeno de la levitación que lo caracterizó, también es el patrono de los aviadores y viajeros aéreos. Muchos pilotos y tripulaciones de vuelo han encontrado en San José de Cupertino una fuente de protección y guía en su profesión.

Muerte y canonización

San José de Cupertino murió el 18 de septiembre de 1663 en Osimo, Italia, a la edad de 60 años. Su muerte, como su vida, estuvo marcada por la paz y la devoción. Tras su fallecimiento, su tumba se convirtió en un lugar de peregrinación para muchos fieles que buscaban su intercesión. Fue beatificado por el Papa Benedicto XIV en 1753 y canonizado el 16 de julio de 1767 por el Papa Clemente XIII.

Su festividad se celebra cada 18 de septiembre, y su vida continúa siendo fuente de inspiración para muchos, especialmente para aquellos que se sienten incomprendidos o que enfrentan dificultades en su camino espiritual o académico.

Conclusión

San José de Cupertino es un santo cuya vida nos recuerda que, en la simplicidad y la humildad, se puede encontrar una profunda conexión con lo divino. Su capacidad para elevarse, tanto física como espiritualmente, refleja una entrega total a Dios, más allá de las limitaciones humanas. Es un ejemplo vivo de cómo, con fe y devoción, es posible superar cualquier obstáculo, incluso aquellos que parecen insuperables. Su vida es un testimonio del poder transformador de la fe y de la gracia divina que puede obrar maravillas en aquellos que confían plenamente en Dios.

En cada 18 de septiembre, la memoria de San José de Cupertino nos invita a reflexionar sobre la importancia de la humildad, la oración y la confianza en la providencia divina, valores que, como él demostró, pueden elevarnos más allá de lo terrenal y llevarnos a una vida en comunión con lo sagrado.