Pocas figuras dentro del mundo de la música urbana en español son tan importantes, y tan controvertidas, como René Pérez Joglar, más conocido como Residente. El artista que se paseó por el WiZink Center de la mano de Artist Publicist e Iglesias Entertainment, es uno de los pioneros que ayudó a popularizar el reggaetón y sus experimentos con el género rompieron el monopolio de nombres como Daddy Yankee o Wisin y Yandel abriendo la puerta a figuras más interesantes como Bad Bunny o su enemigo particular, J Balvin, y su acercamiento al rap mezclándolo con el sonido que más le atrajera en el momento también ha abierto camino para figuras como Young Miko, Villano Antillano o Trueno.
Su gira actual, que lleva el nombre de su reciente disco, ‘Las letras ya no importan’, precisamente hizo lo posible para darle importancia a lo que el artista tiene que decir. Además de su potente banda en vivo, otro punto a su favor frente a algunas figuras de la música urbana moderna, durante su presentación no solo había una dibujante dándole vida a las canciones, sino que una mecanógrafa iba tipeando las canciones y mostrándolas en pantalla, señalando lo salía de la boca del puertorriqueño y dándole importancia a las barras más importantes.
LAS EMOCIONES EN LA MANGA
Abriendo con la emocional ‘René’ antes de soltar fragmentos de ‘El Pecador’ y ‘Quiero Ser Baladista’ antes de internarse en las dos primeras estrofas de su sesión con Bizarrap. Mantuvo el tono emocional con ‘Ron en el piso’ y no tuvo miedo más adelante en el concierto de volver a este tono más lento con canciones como ‘El Encuentro’ o ‘Desencuentro’ y lo mismo con la versión en vivo de ‘Que Fluya’.
Esta misma emoción marcó los momentos más políticos del concierto. En una seguidilla, casi como una ametralladora, soltó los temas ‘Guerra’, ‘This is not América’, y ‘Latinoamérica’, y en el camino aprovechó para hablar de tragedias actuales como la guerra en Gaza. Es una faceta clave del artista que por momentos, como muchos otros músicos de su género, parece tener dos caras diferentes entre la música de Residente y la de René.
RESIDENTE DE CALLE 13
Lo cierto es que a pesar de su exitosa y extensa carrera como solista, las canciones más aplaudidas de su carrera siguen siendo las que grabó como parte de Calle 13. Es que tras esa apertura emocional, el artista saltó de forma rápida por clásicos como ‘El baile de los pobres, ‘Nadie como tú’, ‘La cumbia de los aburridos’, ‘El Aguante’ y por supuesto ‘Atrévete’, con diferencia la canción más coreada de la noche. Incluso la dulce y complicada ‘Muerte en Hawái’ recibió el aplauso del público.
Más adelante, después de esa sección central más política y romántica, volvería a recurrir a las canciones de Calle 13 para hacer que la audiencia saltará. Tanto ‘Fiesta de Locos’ como ‘Vamos a portarnos mal’ consiguieron este objetivo transformando el WiZink Center en una discoteca de Latinoamérica de los años 2000. Es una señal clara de un artista que probablemente entiende que incluso cuando su trabajo moderno sigue siendo interesante y hay una parte de su audiencia que sigue presentándose por estos temas.
UNO DE LOS MEJORES DE SU GENERACIÓN
Lo cierto es que a pesar de lo controvertido que sigue siendo, el artista es también uno de los nombres clave de la música de Latinoamérica, tanto por su trabajo actual como por el espacio que ocupan sus temas clásicos. A esto se suma una puesta en escena impresionante, que subraya la magia que todavía tiene su pluma, y una energía que muchos artistas más jóvenes quisieran tener.
Residente es un espectáculo que vale la pena ver, y aunque tiene años coqueteando con la idea de una pausa al verlo en la tarima, sigue transmitiendo ganas de comerse el mundo, como si no lo hubiese hecho ya varias veces. Las letras todavía importan, y las suyas, sobre todo en vivo, son las de uno de los artistas clave de su idioma en este siglo.