El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) ha decidido este jueves dar un nuevo paso en su ciclo de flexibilización monetaria, al recortar los tipos de interés en 25 puntos básicos. Este ajuste tiene como objetivo alinear los tipos a corto plazo del mercado monetario con las decisiones del organismo y retirar la liquidez sobrante del sistema, todo ello con el fin de garantizar una adecuada transmisión de la política monetaria.
La tasa de depósito (DFR) queda fijada en el 3,50%, mientras que las operaciones principales de financiación (MRO) y la facilidad marginal de préstamo (MLF) se sitúan en el 3,65% y el 3,90%, respectivamente. Estos cambios entrarán en vigor el próximo 18 de septiembre.
Evolución de la Inflación y la Actividad Económica
El BCE ha motivado esta decisión en base a la evaluación actualizada de las perspectivas de inflación, la dinámica de la inflación subyacente y la intensidad de la transmisión de la política monetaria. Si bien la inflación interna sigue siendo elevada, las presiones sobre los costes laborales se están moderando y los beneficios están amortiguando parcialmente el impacto de las subidas salariales.
Por otro lado, las condiciones de financiación siguen siendo restrictivas y la actividad económica se mantiene contenida, reflejando la debilidad del consumo privado y de la inversión. En este contexto, el BCE se mantendrá «decidido» a devolver la inflación al objetivo del 2% a medio plazo, fijando los tipos en niveles «lo suficientemente restrictivos» el tiempo que sea necesario.
Programas de Compra de Activos
En cuanto a los programas de compra de activos, el APP sigue reduciéndose a un ritmo «mesurado y predecible», mientras que en el caso del PEPP, el Eurosistema ha dejado de reinvertir íntegramente el principal del montante adquirido que va venciendo, lo que está haciendo que la cartera se reduzca a un ritmo de unos 7.500 millones de euros al mes de media. El Consejo de Gobierno tiene previsto poner fin a estas reinversiones a finales de 2024.
En términos de previsiones macroeconómicas, el BCE ha mantenido sin cambios sus proyecciones de inflación general a tres años vista, anticipando que la inflación se sitúe en el 2,5% en 2024, el 2,2% en 2025 y el 1,9% en 2026. Sin embargo, ha revisado ligeramente al alza las estimaciones para la inflación subyacente en 2024 y 2025, mientras que ha rebajado las expectativas de crecimiento del PIB para los próximos tres años.
En resumen, el BCE ha dado un nuevo paso en su estrategia de flexibilización monetaria, ajustando los tipos de interés en un momento en el que las presiones inflacionistas comienzan a moderarse, si bien la actividad económica sigue mostrando signos de debilidad. El organismo se mantiene decidido a lograr su objetivo de estabilidad de precios a medio plazo, con un enfoque eminentemente dependiente de los datos y vigilante de la evolución de las variables clave.