La Sala Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) ha tomado una decisión importante en el caso de los líderes independentistas catalanes. En un auto que ya es firme y contra el que no cabe recurso, el tribunal ha inadmitido la recusación solicitada por la defensa del portavoz del grupo parlamentario de ERC, Josep Maria Jové, respecto del magistrado presidente, Jesús Maria Barrientos, y de los magistrados Fernando Lacaba y Carlos Rubio.
Esta resolución pone de manifiesto la determinación del tribunal por mantener la imparcialidad y neutralidad en el proceso, a pesar de los intentos de la defensa por apartar a los jueces. El auto analiza detalladamente los argumentos esgrimidos por la defensa y concluye que no existen indicios de falta de neutralidad o imparcialidad, reafirmando así la legitimidad del tribunal y su capacidad para llevar a cabo el juicio con la debida objetividad.
Rechazo de la Recusación por Falta de Fundamento
La defensa de Jové había solicitado la recusación del tribunal, alegando que en los autos del 30 de julio, por los que se plantean cuestiones ante el TC y el TJUE, se habían usado «expresiones que a su juicio denotan una falta de la neutralidad e imparcialidad imprescindibles para la función de enjuiciamiento».
Sin embargo, el tribunal sostiene que en los autos no se pronuncia «en momento o pasaje alguno sobre la culpabilidad o la inocencia de las personas acusadas, ni sobre la realización de los hechos o la comisión de los delitos por los que vienen siendo acusadas». Por lo tanto, a su parecer, este nuevo intento de recusación es, en sus palabras, un manifiesto abuso de derecho y un fraude procesal dirigido, una vez más, a remover al tribunal predeterminado para el juicio.
Reafirmación de la Imparcialidad del Tribunal
Esta decisión del TSJC pone de manifiesto su firme compromiso con la imparcialidad y la objetividad en el desarrollo del juicio a los líderes independentistas. Al rechazar la recusación solicitada, el tribunal demuestra su determinación por mantener la legitimidad y la credibilidad del proceso, a pesar de los intentos de la defensa por cuestionar la neutralidad de los jueces.
Cabe destacar que esta resolución no solo reafirma la imparcialidad del tribunal, sino que también evidencia la solidez de los argumentos jurídicos esgrimidos por el TSJC. Al desestimar la recusación por falta de fundamento, el tribunal envía un claro mensaje de que no tolerará maniobras procesales que busquen entorpecer o retrasar el desarrollo del juicio.
En resumen, la decisión del TSJC en este caso fortalece la confianza en la justicia y el Estado de Derecho, al tiempo que reafirma la capacidad del tribunal para llevar a cabo el juicio con la debida objetividad y rigor.