Las patatas fritas se han convertido en un elemento casi indispensable en las reuniones sociales y familiares, donde su crujido y sabor las posicionan como un acompañante predilecto. Sin embargo, detrás de esa textura dorada se esconden riesgos que muchos desconocen. Recientemente, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha realizado un exhaustivo análisis de 331 bolsas de patatas fritas de distintos supermercados, revelando cuáles son las peores opciones disponibles en el mercado. A continuación explicaremos los resultados de dicha investigación, profundizando en los ingredientes y macronutrientes que las convierten en un producto potencialmente dañino para la salud.
1La alarma de la OCU: Un análisis de 331 bolsas de patatas fritas
El reciente análisis llevado a cabo por la OCU sobre 331 bolsas de patatas fritas ha sacado a la luz datos preocupantes. Según la organización, la mayoría de las marcas analizadas contienen niveles alarmantes de grasas saturadas, sal añadida, conservantes, colorantes y aromas de humo. Estos elementos no solo elevan de manera exponencial las calorías de este producto, sino que también representan un riesgo significativo para la salud de los consumidores.
Una de las principales preocupaciones señaladas por la OCU es la cantidad de grasas presentes en las patatas fritas. Por ejemplo, una ración estándar de 40 gramos puede aportar más de 200 calorías, con más de la mitad de estas provenientes de grasas. A esto se suma el elevado contenido de sal, donde algunas marcas llegan a superar el 4% de este ingrediente por cada 100 gramos de producto.
Este análisis no se limita solo a la cantidad de calorías y grasas. La OCU ha destacado la presencia de hasta 11 aditivos diferentes en varias marcas de patatas fritas, siendo uno de los más peligrosos el colorante E150d, también conocido como caramelo de sulfito amónico. Este aditivo ha sido clasificado como potencialmente cancerígeno, lo que lo convierte en un ingrediente que debe ser evitado.
