¿Cómo ayudar a una persona con depresión?

La depresión es uno de los trastornos mentales más complejos de tratar por parte de los amigos y familiares de quienes la sufren. Este escenario de bajo estado de ánimo, tristeza continua y vacío existencial es muy difícil de manejar por quienes no tienen experiencia y no pueden entender el origen de este estado.

Esto hace que quienes quieren a esas personas se pregunten qué pasos dar para ayudar a estos seres queridos. Más allá de lo imprescindible que resulta contar con psicólogos para tratar la depresión, existen una serie de pautas que se pueden tener en cuenta para contribuir a la mejora paulatina de su situación.

Por supuesto, es importante destacar la importancia de poner a esta persona en manos de profesionales: psiquiatras y psicólogos serán esenciales a la hora de abordar el trastorno desde una perspectiva sanitaria. Pero ¿qué podemos hacer desde el plano personal? Los psicólogos especializados en este tipo de dolencias ofrecen consejos que se pueden seguir para acompañar a estos enfermos en su recuperación.

Respeto y comprensión

“No tienes motivos para estar triste”, “Anímate”, “Tienes más por lo que reír que por lo que llorar”. Estas frases, dichas con la mejor de las intenciones, son muy comunes cuando alguien tiene que enfrentarse a un enfermo con depresión. Sin embargo, lejos de ayudar, suelen hundir todavía más a la persona que sufre esta condición. Y es que la depresión es una situación que no tiene por qué responder a estímulos externos.

Incluso en aquellos casos en los que se puede advertir un origen externo, la persona que lo sufre no va a mejorar por ver lo bonito y bueno que hay en su vida. Por eso, es importante ser especialmente cuidadosos con este tipo de afirmaciones y tratar al paciente con respeto y comprensión.

En muchas ocasiones, una compañía silenciosa, una mirada cómplice y una oreja para escuchar son suficiente para que estos enfermos puedan sentir que no están solos y afronten su proceso de recuperación con más fuerza.

Motivación constante

Teniendo como base el respeto a los tiempos del enfermo, es interesante poner ante él o ella opciones de actividades que le motiven. Eso sí, para hacerlas siempre y cuando sean una elección propia, sin forzar nada. ¿Le gusta el cine? Háblale de la cartelera de esta semana y de que quizá estaría bien ir algún día… En el momento en el que muestre interés por hacerlo, propón un plan, con la posibilidad en mente de que lo cancele si luego no le apetece.

Igual con el deporte, el ver a amigos o el visitar a algún ser querido. Siempre con el cuidado de no exponerlo a escenarios donde se le obligue a la interacción activa con demasiada gente o a espacios con mucho ruido o actividad.

Refuerzo positivo

Sin caer en la compasión, se puede premiar de manera muy sutil cada pequeño avance. Basta con un “me ha gustado verte”, “Me ha venido muy bien pasear, gracias”, para que el paciente con depresión sienta reforzado su esfuerzo y se anime a dar más pasos en esa dirección.

Todo esto debe hacerse con una precaución más: la persona que acompaña a un enfermo con depresión tiene que cuidarse también, afrontar cada reto conforme a sus posibilidades y sin depositar todas sus energías en aquel a quien tiene que ayudar.

Con estos pequeños consejos y la ayuda profesional de psicólogos para tratar la depresión se pueden lograr avances cada vez mayores hasta la recuperación total.