En un mundo cada vez más digital, los centros de datos desempeñan un papel crucial en el funcionamiento de nuestra sociedad. Sin embargo, estos centros también representan una carga significativa para el medio ambiente, siendo responsables de entre el 1 y el 2 por ciento de las emisiones globales de CO2. A medida que la demanda de Inteligencia Artificial Generativa continúa creciendo, la necesidad de encontrar soluciones sostenibles para estos centros se ha vuelto imperativa.
Es aquí donde el Análisis del Ciclo de Vida (ACV) se ha convertido en una herramienta fundamental para las empresas del sector. Al evaluar el impacto de los centros de datos «desde la cuna hasta la tumba», las compañías pueden identificar áreas clave donde pueden minimizar su huella ambiental. Este enfoque holístico permite a las empresas tomar decisiones informadas sobre la construcción y las tecnologías empleadas en estos centros, encaminándose hacia el objetivo del cero neto.
La Huella Ambiental de los Centros de Datos Europeos
Los últimos ACV realizados por Data4 han revelado que los centros de datos europeos producen entre 6.600 y 10.400 toneladas de CO2 por megavatio de TI operativo en un período de 20 años. Esto es comparable al consumo anual de electricidad de 1.700 a 2.800 hogares europeos, siendo la energía utilizada en las operaciones responsable de aproximadamente el 80 por ciento de estas emisiones.
Para abordar esta cuestión, la eficiencia energética es una de las áreas clave en las que las empresas deben concentrarse. Según estimaciones de Data4, mejorar la Efectividad del Uso de Energía (PUE) puede suponer una reducción de las emisiones de carbono de hasta el 15 por ciento. Además, en España, el 100 por ciento del consumo energético de los centros de datos ya cuenta con garantías de origen renovable, lo que representa un importante paso hacia una mayor sostenibilidad.
Por otra parte, la construcción de los centros de datos en sí misma es responsable de entre 1.500 y 2.100 toneladas de CO2 por megavatio de TI de construcción. Para reducir estas cifras, la disminución del uso de recursos minerales como el aluminio, el antimonio, el cobre y el plomo, utilizados en equipos eléctricos y baterías, es fundamental.
Hacia una Economía Circular en los Centros de Datos
El reajuste en el uso de estos recursos naturales y el favorecimiento de los materiales reutilizados o reciclados pueden representar hasta un 60 por ciento de reducción de la huella medioambiental de un centro de datos. Limitar el uso de estos recursos naturales y promover prácticas de economía circular, como emplear estructuras y edificios preexistentes o aumentar la densidad y reducir el tamaño del equipo en las salas de IT, son estrategias clave para disminuir el impacto ambiental.
Además, el uso de ACV ayuda a las empresas a comprender mejor las necesidades energéticas de sus clientes y las interdependencias y riesgos que afectan al negocio del alquiler de centros de datos. Al conocer los requisitos y consumos de los usuarios finales, se pueden buscar alternativas innovadoras con las que adaptar y mejorar los recursos necesarios.
Según Linda Lescuyer, Innovation leader en Data4, «Es esencial tener una visión holística para mantenernos un paso por delante en materia medioambiental a medida que se desarrollan nuevos centros de datos. Además, es crucial involucrar a toda la cadena de valor de los proveedores, recopilar información más precisa sobre los impactos del equipo y material que entran en juego en la construcción de un centro de datos y animarlos a encontrar soluciones ecológicas».
Algunas de estas soluciones implementadas por Data4 desde hace seis años ya han resultado en una reducción del 13 por ciento en la huella de carbono de cada MW construido, y apuntan a una reducción del 38 por ciento para 2030, según cifras facilitadas por la propia empresa.
En conclusión, el Análisis del Ciclo de Vida se ha convertido en una herramienta indispensable para que las empresas del sector de los centros de datos puedan avanzar hacia una mayor sostenibilidad. Al adoptar un enfoque holístico y trabajar en colaboración con toda la cadena de valor, las compañías pueden minimizar su impacto ambiental y contribuir a la construcción de un futuro más verde y sostenible.