El consumo humano de carne es la principal razón por la que las poblaciones de al menos 200 especies de animales grandes están disminuyendo en número y más de 150 se encuentran en peligro de extinción.
Ésta es la conclusión de un estudio realizado por 10 investigadores de instituciones de Australia, Canadá, Estados Unidos, Francia y México, y publicado en la revista ‘Conservation Letters’. Los científicos identificaron 362 especies de megafauna, esto es, más de 100 kilos en mamíferos y peces, y más de 40 para aves, anfibios y reptiles.
Los autores indican que el 70% de esas especies están en declive y el 59% se hallan en peligro de extinción debido al consumo humano de carne, salvo en el caso de los reptiles, donde destaca la sustracción de huevos. Otras razones son el uso medicinal, la captura no intencionada en la pesca, el comercio en vivo y otros usos de partes del cuerpo como pieles o aletas.
«El uso directo para el consumo humano de carne o partes del cuerpo es el mayor peligro para casi todas las especies grandes con datos de amenaza disponibles», apunta William Ripple, profesor de ecología en la Facultad de Montes de la Universidad Estatal de Oregón (Estados Unidos), quien añade: «Minimizar la matanza directa de estos animales vertebrados es una táctica de conservación importante que podría salvar a muchas de estas especies icónicas, así como a todas las contribuciones que hacen a sus ecosistemas».
Ripple y otros colegas de esa universidad formaron parte de una colaboración internacional que construyó una lista de megafauna basada en el tamaño del cuerpo y la taxonomía, y clasificaban una especie cuando era inusualmente grande en comparación con otras de la misma clase.
Los umbrales de masa que decidieron los investigadores fueron 100 kilogramos para mamíferos, peces con aletas radiadas y peces cartilaginosos, y 40 kilogramos para anfibios, aves y reptiles, ya que las especies dentro de estas últimas clases son generalmente más pequeñas.
«Esos nuevos umbrales extendieron la cantidad y diversidad de especies incluidas como megafauna, lo que permite un análisis más amplio del estado y los efectos ecológicos de los animales vertebrados más grandes del mundo», apunta Ripple, que agrega: «Las especies de megafauna están más amenazadas y tienen un mayor porcentaje de poblaciones decrecientes que todas las demás especies de vertebrados juntas».
ESPECIES EXTINGUIDAS
Durante los últimos 500 años, a medida que la capacidad de los humanos para matar la vida silvestre a una distancia segura se ha vuelto altamente refinada, un 2% de las especies de megafauna se han extinguido. Para todos los tamaños de vertebrados, la cifra es de 0,8%.
«Nuestros resultados sugieren que estamos en el proceso de comer megafauna hasta la extinción. A través del consumo de varias partes del cuerpo, los usuarios de la medicina tradicional asiática también ejercen fuertes peajes en las especies más grandes. En el futuro, el 70% experimentará nuevas disminuciones de la población y el 60% de las especies podría extinguirse o ser muy poco frecuente», apostilla Ripple.
Nueve especies de megafauna se han extinguido en general o se han extinguido en todos los hábitats silvestres en los últimos 250 años, incluidas dos especies de tortugas gigantes, una de las cuales desapareció en 2012, y dos especies de ciervos.
«Además de la recolección intencional, muchos animales terrestres se atrapan accidentalmente en trampas, y lo mismo ocurre con las redes de enmalle, arrastres y palangres en los sistemas acuáticos», indica Ripple, que recalca: «También hay que lidiar con la degradación del hábitat. Cuando se toman juntas, estas amenazas pueden tener importantes efectos acumulativos negativos en las especies de vertebrados».
Entre las especies amenazadas se encuentra la salamandra gigante china, que puede crecer hasta 1,8 metros de largo y es una de las tres especies vivas en una familia de anfibios que se remonta a hace 170 millones de años. Considerada un manjar en Asia, está bajo el asedio por la caza, el desarrollo y la contaminación, y su extinción en la naturaleza es ahora inminente. Otras son el tiburón ballena, la tortuga laúd, el esturión beluga, el elefante africano y el avestruz somalí.
«Preservar la megafauna restante va a ser difícil y complicado», indica Ripple, que concluye: «Habrá argumentos económicos en contra, así como obstáculos culturales y sociales. Pero si no consideramos, criticamos y ajustamos nuestros comportamientos, nuestras capacidades aumentadas como cazadores pueden llevarnos a consumir gran parte de la última megafauna de la Tierra».