La fuga del expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, del Passeig de Lluís Companys en Barcelona el 8 de agosto, fue el resultado de una operación cuidadosamente orquestada, según el informe enviado al juez del Tribunal Supremo, Pablo Llarena. El informe revela detalles sorprendentes sobre cómo los Mossos d’Esquadra se vieron obstaculizados en sus esfuerzos por detener a Puigdemont.
El informe indica que los Mossos desplegaron alrededor de 600 efectivos, de los cuales 40 pertenecían a la Comisaría General de Información. Sin embargo, solo un agente logró observar visualmente lo que sucedió, mientras que el resto se concentraron en la comitiva que se dirigía al Parlament. Este agente observó cómo Jordi Turull, con una gorra oscura de béisbol, salía del interior de un vallado y cómo Puigdemont se colocaba una gorra similar para luego subir al vehículo que se encontraba estacionado al final de la rampa del parking Saba.
Obstáculos y Confusión en la Operación Policial
Los efectivos de los Mossos se encontraron con una serie de obstáculos que dificultaron su labor. En primer lugar, se habían instalado unas vallas metálicas de 180 centímetros de altura que formaban un perímetro en la zona posterior, laterales y por delante del escenario, impidiendo la visión del interior. Además, estas vallas estaban cubiertas con lonas negras que impedían ver el interior.
Asimismo, el informe revela que el agente que observó la fuga no pudo comunicar su posición a los demás efectivos, ya que en ese momento se estaban retransmitiendo diferentes comunicaciones por parte de otros agentes. Esto provocó que el resto de los Mossos «fueron desconocedores de lo que estaba sucediendo» y centraran su atención en la comitiva que se dirigía al Parlament.
Desorientación y Falta de Coordinación
Otro factor que facilitó la fuga de Puigdemont fue la desorientación y falta de coordinación entre los agentes. El informe indica que el agente que persiguió el vehículo blanco en el que huyó Puigdemont se confundió en el modelo del automóvil, creyendo que se trataba de un Peugeot en lugar de un Honda. Además, no pudo apreciar con claridad uno de los números de la matrícula, lo que atribuyen a «la tensión del momento y por el hecho de que el agente se encontraba corriendo tras el vehículo».
La huida de Puigdemont también estuvo facilitada por las acciones organizadas para distraer la atención policial, como simular un desplazamiento del expresidente hacia el parque de la Ciutadella, lo que provocó «una situación de confusión, incertidumbre y alto tráfico en las comunicaciones» que propiciaron su fuga sin que los efectivos policiales tuviesen conocimiento.
En conclusión, el informe revela una operación de fuga cuidadosamente planificada y ejecutada, en la que los Mossos d’Esquadra se vieron obstaculizados por diversos factores, como las barreras físicas, la desorientación de los agentes y la falta de coordinación, lo que finalmente permitió que Puigdemont escapara sin ser detenido.