Cantabria detecta el primer caso de viruela del mono desde el año 2022

En las últimas horas, Cantabria ha detectado el primer caso de viruela del mono desde 2022 en un hombre joven que acudió a Urgencias. Aunque el paciente se encuentra en «buen estado», está ingresado en aislamiento hospitalario por «cuestiones de tratamiento».

Según las pruebas de laboratorio, el individuo padece la enfermedad, pero la variante detectada es la denominada de África Occidental, la cual no es la que ha dado origen a la actual alerta decretada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). El jefe de Salud Pública, Luis Viloria, ha informado que esta variante tiene una transmisibilidad similar a la de la actual alerta, pero con una gravedad mucho menor.

Funcionamiento Adecuado de los Protocolos

Viloria ha subrayado que los protocolos establecidos para este tipo de enfermedades «han funcionado perfectamente». Los servicios sanitarios identificaron rápidamente la sospecha, el laboratorio realizó la determinación de forma ágil y todos los protocolos de manejo del paciente se llevaron a cabo de manera «impecable».

Esto demuestra que la capacidad de respuesta del sistema sanitario para este tipo de situaciones es «suficientemente correcta». Sin embargo, Viloria ha señalado que, a pesar del «buen funcionamiento» de los protocolos, la nueva situación que la OMS ha alertado «obliga» a hacer una revisión de los mismos e intentar, incluso, «adaptarlos».

Recomendaciones de Aislamiento y Manejo de Casos

Según el consejero de Salud, César Pascual, ante un caso leve, como son «la mayoría», se recomienda el aislamiento domiciliario para evitar el contagio. Solamente en «muy pocos» casos se requiere de ingreso hospitalario, el cual está establecido y protocolizado dependiendo del tipo de lesión y de la gravedad.

En resumen, Cantabria ha detectado su primer caso de viruela del mono desde 2022, pero la variante identificada es menos grave que la que ha generado la actual alerta de la OMS. Aun así, las autoridades sanitarias se encuentran en proceso de revisión y adaptación de los protocolos para garantizar una respuesta eficaz ante posibles nuevos casos.