La ministra de Defensa, Margarita Robles, confirmó este jueves que la construcción de las fragatas F-110 se llevará adelante, con independencia de que el astillero 4.0 de Navantia en Ferrol, clave para el desarrollo de estos buques, se llegue a ejecutar.
Así se pronunció la titular de Defensa durante su comparecencia ante la comisión del ramo del Congreso de los Diputados, realizada a petición propia y a instancias de Unidos Podemos para informar sobre la construcción de este astillero, toda vez que Navantia está edificando en terrenos declarados de interés de la defensa nacional y puesto que “se están demorando las decisiones de tramitación del proyecto, que es clave para el cumplimiento y ejecución de plazos de construcción de las fragatas F-110”.
Robles situó como una «prioridad» para el Ministerio de Defensa la «modernización» de las Fuerzas Armadas, compuestas por «120.000 hombres y mujeres comprometidos y heroicos, que trabajan con enorme entrega y discreción en defensa de la paz y la seguridad en España y en el mundo».
Comentó que esta cuestión ha de ser ajena a la lucha partidista, ya que «lo que es bueno para la modernización de las Fuerzas Armadas es bueno para todos, es bueno para España».
Esto le sirvió para explicar que la construcción de cinco fragatas F-110 por un importe total de 4.326 millones de euros representa un «salto cualitativo» para la Armada española al representar una «modernización de nuestras capacidades que sirve para garantizar la paz y seguridad en España y en el mundo y para crear alrededor de 8.000 puestos de trabajo directos e indirectos en la comarca de Ferrol».
Afirmó que calcula que el próximo mes de abril se podrá confirmar la ejecución del proyecto de construcción de las fragatas para proceder a la firma del contrato el mes de mayo, estando previsto que la primera de las fragatas se entregue «a finales de 2025 o primeros de 2026». «Este es el calendario hablado con Navantia», dijo.
Trasladó a los ferrolanos la «absoluta tranquilidad» de que el proyecto de las fragatas F-110 se realizará en los términos previsto, por lo que invitó a los grupos parlamentarios a «no mezclar un proyecto con otro» (el de las fragatas y el del astillero 4.0), ya que Navantia cuenta actualmente con unas instalaciones en las que se pueden construir las referidas embarcaciones.
«Ambos proyectos no están vinculados», aseveró, para, a continuación, subrayar que el de las fragatas F-110 «tiene vida propia» y el del astillero depende de una empresa, Navantia, que es propiedad de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), un organismo adscrito al Ministerio de Hacienda, ante el que «no me corresponde pronunciarme». «Otra casa distinta es que el Ministerio de Defensa dé el apoyo institucional que considere oportuno», aclaró.
A su vez, dijo que el Gobierno dará facilidades para que se cumplan los plazos de construcción y entrega de las fragatas, que presentó como «medidos», y llamó a celebrar que Navantia pretenda «modernizar la competitividad» de su astillero en Ferrol, a partir de la automatización de los procesos, la digitalización de la actividad y la realidad virtual y el abandono de la construcción en grada para fabricar en dique seco cubierto con el objetivo de mejorar sus productos y su modelo de negocio.
No obstante, dejó claro que al Ministerio de Defensa «no le corresponde intervenir» en las políticas industriales de Navantia, sino que únicamente puede «supervisar» que se cumplen los plazos previstos.
Por esa razón, consideró «importante» aclarar que la vinculación entre el Ministerio de Defensa y la construcción del astillero 4.0 «no existe», si bien comentó que su departamento sí puede «ayudar a que cualquier empresa pública o privada mejore sus instalaciones».
A pesar de ello, reiteró que a Defensa «ni le corresponde ni entra en sus competencias el impulso de la construcción del astillero. No lo financiamos ni lo condicionamos».