Casi la mitad de los españoles conoce a alguna víctima de pornografía de venganza

El estudio global de Kaspersky ‘La verdad al desnudo. Cómo el intercambio de imágenes íntimas ha reconfigurado nuestro mundo’ revela un cambio significativo en las actitudes y normas no escritas de las interacciones sociales y románticas en la era digital.

Según destaca la compañía de ciberseguridad, este es uno de los mayores estudios realizados hasta la fecha en este ámbito, y de él se desprende la normalización de la práctica de hacerse fotos íntimas y compartirlas, facilitado por los teléfonos móviles.

Aproximadamente una cuarta parte (22%) de los españoles tiene imágenes explícitas de sí mismos almacenadas en sus dispositivos. Esta cifra varía en función de la edad: los grupos de edad de 16 a 24 años y de 25 a 34 años son los que más imágenes íntimas propias tienen (42%), cifra que cae hasta el 7 por ciento en los adultos de 55 años o más.

Un 25 por ciento de los encuestados ha compartido imágenes de sí mismos con personas con las que están saliendo o chateando y un 16 por ciento se las ha enviado a alguien que nunca han conocido en la vida real. Por edad, el porcentaje más alto (45%) se encuentra en las personas de entre 16 y 25 años.

El Creciente Problema de la Pornografía de Venganza

Tener imágenes íntimas de uno mismo y compartirlas con otras personas no es malo en sí, pero abre la puerta al abuso de estas imágenes, y es entonces cuando se habla de pornografía de venganza, un término acuñado en 2007 que hace referencia al hecho de compartir imágenes o vídeos sexualmente explícitos de una persona sin su consentimiento.

En España, las denuncias por este tipo de abuso se han casi triplicado en los últimos cinco años, pasando de 1.691 en 2018 a 4.460 en 2023, según datos del Ministerio del Interior que recogen desde Kaspersky.

Según el estudio, casi la mitad (47%) de los encuestados en España conoce a alguien que ha pasado por este tipo de abuso ‘online’ y un 7 por ciento lo ha experimentado personalmente. Este delito afecta de manera significativa a las generaciones más jóvenes: un 77 por ciento de los encuestados entre 16 y 24 años y un 68 por ciento entre los 25 y 34 años afirman haber sufrido este tipo de experiencias.

En cuanto al uso de ese material, el 15 por ciento de los españoles admite haber compartido imágenes íntimas de otras personas, frente al 33 por ciento que ha recibido este tipo de material, lo que para la compañía de ciberseguridad indica que algunas personas pueden ser remitentes en serie.

El Impacto de la Inteligencia Artificial y la Culpabilización de la Víctima

Por otra parte, la inteligencia artificial está transformando la privacidad en el contexto de las imágenes íntimas, planteando serias preguntas sobre el consentimiento y el control de nuestra propia imagen. Un 42 por ciento de las personas encuestadas por Kaspersky coincide con la idea de que hoy en día la gente puede crear imágenes íntimas falsas con esta tecnología, lo que lleva a cuestionar si el consentimiento personal para compartir este tipo de material sigue siendo importante.

Además, el estudio también plantea la cuestión de la llamada ‘culpabilización de la víctima’, ya que casi la mitad (47%) de los encuestados cree que, si has compartido una imagen tuya, sigue siendo tu responsabilidad si termina en las manos equivocadas.

Esto pone de manifiesto la necesidad de crear una mayor conciencia y educación sobre los riesgos inherentes al intercambio de imágenes íntimas, así como la importancia de establecer límites claros dentro de las relaciones antes de compartir este tipo de material. Lamentablemente, solo un 25 por ciento de los encuestados lo hace, y solo el 22 por ciento de los españoles que compartieron una imagen comprometida solicitaron su eliminación del dispositivo de otra persona.

En conclusión, los hallazgos de esta investigación subrayan la creciente normalización de un problema social crítico: el aumento en el intercambio de imágenes íntimas, especialmente entre los jóvenes, sin considerar las graves consecuencias que pueden derivar de ello, como la pornografía de venganza. Además, la inteligencia artificial y la culpabilización de las víctimas plantean nuevos desafíos en este ámbito, lo que requiere una respuesta integral por parte de la sociedad, las instituciones y los expertos en ciberseguridad.