La enfermedad de Alzheimer es una condición que afecta a millones de personas en todo el mundo, y su impacto se extiende más allá del individuo, impactando también a sus familias y cuidadores. Sin embargo, un enfoque centrado en promover la autonomía de las personas con Alzheimer puede marcar una diferencia significativa en su calidad de vida y en el ritmo de deterioro cognitivo.
Según expertos del Ace Alzheimer Center Barcelona, fomentar la independencia de las personas con Alzheimer y ayudarlas a mantener su autonomía el mayor tiempo posible no solo ralentiza el proceso de deterioro, sino que también promueve su autoestima y mejora su calidad de vida. Este es el mensaje clave que se ha destacado con motivo del Día Mundial del Cerebro, que se celebra el próximo 22 de julio.
Estrategias Clave para Promover la Autonomía
Para lograr este objetivo, los expertos han resaltado una serie de estrategias fundamentales que deben seguirse, sin poner en riesgo la seguridad de las personas con Alzheimer.
Una de las claves es llevar a cabo una supervisión constante por parte de la persona cuidadora de todas aquellas actividades instrumentales de la vida diaria, que incluyen tareas tan elementales como comprar, cocinar, limpiar el hogar, utilizar electrodomésticos o gestionar dinero, entre otras. Un control diario de cómo se desarrollan estas actividades ayudará a detectar en qué tareas diarias necesitan acompañamiento y facilitará la puesta en marcha de la segunda estrategia.
Esta segunda estrategia consiste en adaptar las actividades a las capacidades y necesidades de la persona con Alzheimer en cada fase de la enfermedad. Por ejemplo, a la hora de hacer la compra, es recomendable revisar periódicamente la despensa y el frigorífico para asegurar que haya suficientes provisiones, así como planificar las comidas y hacer listas de compra detalladas. También es útil observar la conducta al hacer la compra y proporcionar apoyo si es necesario.
En el caso de cocinar, es importante mantener el orden en la despensa y el frigorífico, planificar las comidas utilizando un recetario, y ofrecer tareas sencillas a la persona con demencia, dando indicaciones claras sobre la secuencia de acciones a seguir. Además, mantener el orden en la cocina y reforzar la seguridad, por ejemplo, con detectores de gas, es esencial para prevenir accidentes.
Adaptando el Entorno y las Actividades a Medida que Avanza la Enfermedad
A medida que la demencia progresa hacia una fase moderada, las actividades y el espacio deben simplificarse. Es necesario supervisar el uso de los cubiertos y observar cambios como la impulsividad o las variaciones en el apetito. Y también es esencial atender las actividades de la vida diaria básicas como la higiene personal, vestirse, el control de esfínteres, el descanso y la movilidad funcional. Por ejemplo, es crucial asegurar un baño seguro y mantener hábitos de higiene constantes, simplificando el proceso y dando instrucciones cortas y claras.
En resumen, el fomento de la autonomía y la adaptación de las actividades y el entorno a las necesidades cambiantes de las personas con Alzheimer son estrategias clave para ralentizar el deterioro cognitivo, mejorar su autoestima y calidad de vida. Estos enfoques, combinados con un acompañamiento constante y una supervisión atenta, pueden marcar una diferencia significativa en la experiencia de vida de quienes conviven con esta desafiante condición.