Junto a su madre, María Guardiola ha dejado postales de sus vacaciones en las redes
Cristina Serra y María Guardiola, mujer e hija mayor de Pep Guardiola, entrenador del Manchester City, volvieron a sorprender a todos. En concreto, María. Porque en tan poco tiempo, la joven ha vivido un auténtico crecimiento en las redes sociales. Sólo en Instagram, la joven catalana acumula más de 950 mil seguidores.
Allí comparte imágenes de sus estilismos y de sus múltiples viajes por todo el mundo, además de mensajes reivindicativos sobre distintas cuestiones de actualidad. Esto es lo que ha hecho nuevamente en compañía de Cristina Serra, mujer del técnico, y a quienes se les ha visto disfrutando de sus vacaciones de verano.
María Guardiola vuelve a cautivar a sus seguidores
María Guardiola, la primogénita del entrenador del Manchester City, nació en diciembre del año 2000, cuando su padre aún militaba en las filas del FC Barcelona como jugador del primer equipo. A sus 22 años, la joven se ha convertido en todo un icono de las redes sociales, donde supera los 950 mil seguidores.
Ahora, y a través de sus numerosos viajes compartidos por todas las redes sociales, se le ha visto en St Tropez, donde se ha dejado ver con diferentes posados. Lo cierto es que no se limita a enseñarnos de forma estética algunos momentos de su vida, ni siquiera habla delante de la cámara, pero siempre cautiva todos cuando nos publica sus looks u otros momentos en familia como su visita a Barcelona con su hermano, o la celebración de la cuarta Premier League de su padre.
De viaje por St Tropez
Ambas, Cristina Serra y María Guardiola, madre e hija, se han tomado unos días de vacaciones por la localidad francesa de St Tropez, famoso en todo el mundo, pues presenta un espectáculo sorprendente por su heterogeneidad: yates de carreras de pura sangre, inmensos yates de recreo y, en el extremo del muelle, las tradicionales lanchas de pescadores que parecen dormidas en la dársena, a la espera de partir de nuevo a la conquista del mar al amanecer…
La ciudad ha cambiado muchísimo desde el siglo XV. En esa época no era más que un puesto militar en la costa. A comienzos del XX, era un pequeño pueblo de pescadores en decadencia al haber perdido su función comercial y agraria. Hoy ha acabado convirtiéndose en un centro de vacaciones, más o menos selectas, donde la ostentación, que es un grave pecado en Francia, se convierte en halago y actitud voluntaria.