Mestalla se vistió de gala con un ‘tifo’ para instaurar un entorno fastuoso en un partido trascendental para ambos equipos. El Valencia era consciente de la relevancia de este encuentro contra un grandioso Sevilla en competición doméstica. Los de Machin comenzaban el choque con diez puntos de ventaja sobre los de Marcelino.
Pero esto es fútbol y este deporte no entiende de números. A los dos minutos de partido un gran cabezazo de Garay y el remate a bocajarro de Mina obligó a Vaclik a lucirse hasta en dos ocasiones. El Valencia creaba mucho peligro y Mestalla apretaba como no lo había hecho en tiempo. De las botas de Carlos Soler llegó otra jugada de peligro para el conjunto che que forzaba la actuación del VAR a los cinco minutos de partido por posible penalti. Unos primeros compases muy apasionantes con un Valencia muy vertical e intenso. Poco a poco, el Sevilla se hizo con el control del balón y trataba de proponer cosas con dilatadas posesiones, lo que disminuyó notablemente el enérgico ritmo del principio.
Los de la capital del Túria no permitieron un gran dominio del conjunto hispalense y monopolizaron durante los siguientes diez minutos las ocasiones de gol. A los de Machin parecía que se les hubieran acabado las ideas, costaba horrores salir de la presión valencianista y no conseguían conectar con jugadores como Banega o André Silva. Los de Marcelino desplegaron un buen juego con constantes desmarques, desplazamientos diagonales y oportunas triangulaciones que fomentaban la creación de espacios. Estaban anulando al Sevilla. La primera parte finalizaba 0-0. De nada servía los nueve remates totales del Valencia frente al único remate del Sevilla: la segunda parte iba a comenzar con tablas en el marcador.
La segunda mitad comenzó como terminaba la primera. Un Valencia incisivo en la presión y con mucha llegada, pero no conseguía ver portería y eso se penaliza. Concretamente en el minuto diez de la segunda parte cuando un balón rechazado sin peligro aparentemente le caía a los pies a Ben Yedder que en semifallo filtró un pase a la espalda de la defensa y conseguía conectar con Sarabia, quien con un toque sutil batió a Neto para poner el 0-1 en el marcador.
Mestalla enmudeció tras el tanto de los de Machin y el conjunto che tardó en reponerse del duro batacazo. El Sevilla empezaba a sentirse cómodo, a imprimir cierta pausa en sus ataques posicionales. Al otro lado, un Valencia con ansiedad, intranquilo y sin precisión trataba de igualar el encuentro. El buen hacer táctico del conjunto hispalense inutilizaba las llegadas del equipo local y sobrellevaba la superioridad del Valencia con cierta seguridad.
El Valencia perdía, pero no se le podía acusar de no estar intentándolo de todas las formas posibles. Llegaron los últimos instantes de partido y Mestalla sacaba los pañuelos blancos y gritaba: «Anil, canalla, fuera de Mestalla». Todo eso fue antes de que llegara el gol del empate en una jugada a balón parado que remató Diakhaby en el minuto 92 de encuentro para igualar el marcador.