Un investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha descubierto las posibles ‘gafas de sol’ naturales de las aves. Por primera vez se ha descrito una distribución asimétrica en la coloración del iris de las aves, la “heterocromía asimétrica”, y dada la persistencia en su posición en distintos grupos de aves se piensa que su función está relacionada con la mejora en la visión.
Según destacó el CSIC este lunes en una nota, los ojos de los torillos, aves de la familia ‘Turnicidae’, presentan una mancha en forma de media luna de color marrón oscuro en el iris, debajo de la pupila, cuya forma y extensión varían según la cantidad de luz que reciben. Estas manchas podrían hacer las veces de ‘gafas de sol’, que, junto al conocido mecanismo de apertura y cierre de la pupila, facilitarían la visión de estas aves en momentos de cambios en intensidad de luz. Se trata de la primera vez que se describe un patrón de color asimétrico del iris en las aves.
El hallazgo corresponde a Carlos Gutiérrez-Expósito, investigador predoctoral de la Estación Biológica de Doñana (EDB), centro CSIC en Sevilla. La investigación ha sido publicada en el último número de ‘Journal of Ornithology’. “Lo más novedoso de este trabajo es que por primera vez se describe una estructura que tiene que ver con la regulación de la luz dentro de los ojos de las aves y no en su entorno cercano”, apunta el investigador.
Esta característica se ha encontrado en los ojos de todas las especies de los torillos del género ‘Turnix’, tanto en ejemplares adultos como en pollos recién nacidos. Según explica Gutiérrez-Expósito, tras revisar fotografías en alta definición de 1.570 especies de aves, ha encontrado algún tipo de manchas o “heterocromía asimétrica” en los ojos de 85 especies de aves, como los ibises, avetorillos, ostreros, palomas, pájaros carpinteros y tucanes, pero la asimetría no es constante en todas las edades, sexos o especies.
“La persistencia de esta mancha en los torillos sugiere que es un carácter sujeto a selección natural y, probablemente, está relacionado con la regulación de la luz que entra en el ojo. La demostración de esta hipótesis requerirá de estudios y experimentos más detallados”, concluye el investigador.