Ricardo y Alberto fueron quemados vivos en un pequeño pueblo de México por los rumores, que resultaron falsos, de que secuestraban a menores para vender sus órganos. Los bulos, sin embargo, se habían hecho virales vía WhatsApp y acabaron por sentenciarles.
Según informó la ‘BBC’, el suceso que tuvo lugar el pasado 29 de agosto frente a una comisaría convocó a una multitud que quiso grabar el momento con sus teléfonos móviles, y lo llegaron a retransmitir en directo vía Facebook.
La gente, muy excitada, coreaba «el pueblo, unido, jamás será vencido» al tiempo que ardían los dos hombres.
Las víctimas eran Ricardo, de 21 años, estudiante de derecho, que había «crecido a las afueras de Acatlán»; y su tío Alberto, de 43 años, y granjero, que había ido al pueblo para comprar materiales para terminar un «pozo de cemento». Cuando los vecinos les vieron aparcar frente al colegio, pensaron que eran los «robachicos» de los que alertaba el «bulo», y la policía les detuvo para protegerles, tan sólo les acusaron de «alteración del orden».
Los vecinos, sin embargo, asaltaron la comisaría.»Los hombres fueron empujados al suelo hasta la base de una escalera de cuatro peldaños y golpeados salvajemente. Luego, les echaron encima el combustible», aseguraron los testigos.
Su delito fue aparcar su camioneta frente al colegio.