La Unión Europea (UE) ha decidido imponer aranceles temporales a los vehículos eléctricos importados desde China, con el objetivo de abordar los subsidios que reciben los fabricantes chinos y que los europeos consideran una ventaja desleal frente a sus propias marcas. Estas medidas arancelarias tienen un carácter provisional mientras se negocia una solución a largo plazo con las autoridades chinas.
El Ejecutivo comunitario ha llegado a la conclusión, después de una investigación exhaustiva de nueve meses, de que existe una desventaja fáctica ligada a la concesión de subsidios a los fabricantes en China, lo que está perjudicando tanto a la industria europea del automóvil como a los empleos que dependen de ella. Por ello, la UE impondrá aranceles provisionales que pueden llegar hasta el 37,6% en forma de garantías bancarias, que solo se harán efectivas si finalmente se imponen aranceles definitivos en un plazo de cuatro meses.
Negociaciones y Divisiones Internas en la UE
Tras la apertura formal de la investigación por subvenciones anticompetitivas en octubre del año pasado, la Comisión Europea ha mantenido contactos técnicos con las partes involucradas para buscar una solución eficaz que ponga fin al ‘dumping’ que denuncian los europeos. Sin embargo, el diálogo no ha dado frutos hasta el momento, y Pekín incluso ha respondido con una investigación sobre el sector del porcino europeo en represalia.
La imposición de estos aranceles provisionales ha generado división entre los propios 27 Estados miembros de la UE. Mientras que algunos gobiernos, como Alemania o Suecia, ven con dudas la medida por miedo a una guerra comercial con China, otros, como España y Francia, la defienden.
Ajustes y Próximos Pasos
Tras las consultas con las empresas afectadas, los servicios comunitarios han introducido ajustes a las tasas planteadas inicialmente, lo que ha reducido levemente los primeros porcentajes conocidos. Así, los aranceles a BYD se mantienen en el 19,9%, mientras que para Geely y SAIC se sitúan en el 19,9% y el 37,6%, respectivamente.
Si de aquí a noviembre la Comisión Europea considera que los aranceles deben volverse definitivos, deberá entonces presentar una propuesta formal a los Veintisiete, que podrán aprobar o tumbar la decisión por mayoría cualificada. De no lograrse dicha mayoría, el Ejecutivo comunitario podrá entonces imponer los aranceles de manera unilateral.
La Unión Europea está decidida a encontrar una solución justa que corrija la ventaja injusta de la que disfrutan los productores chinos, sin que ello derive en una guerra comercial que perjudique a todas las partes. Para ello, continuará el diálogo con las autoridades chinas en busca de un acuerdo eficaz a largo plazo.