En la ciudad de Nápoles es común que sus habitantes expresen sus ideas, estilo de vida o sentimientos en las paredes de las calles. Pintadas, Grafitis, carteles, murales y un largo etcétera de elementos ilustrativos inundan los muros de la bella ciudad sureña. Sobre todo esto sobresalen tres ídolos ya fallecidos que se han convertido en iconos y memoria de una ciudad maltratada como pocas en la vieja Europa. Esas tres personas son el futbolista Maradona, el cantante Pino Daniele y el actor Massimo Troisi.
Y sobre de Troisi y su cine vamos a hablar. Con especial atención a su mejor obra, la que lo permitió pasar a la inmortalidad internacional cuando ya era un ídolo para toda Italia. Un hombre que amaba a su Nápoles. Un amor recíproco por parte de sus habitantes que se refleja en cada mural en los que el actor sale pintado, un icono postmoderno de la villa que figura muchas veces junto a su amigo Maradona, el otro dios de Nápoles.
Massimo empezó como humorista en la televisión italiana, aunque venía del teatro, Troisi comenzó su andadura artística actuando en la compañía teatral del instituto. Siendo su gran pasión el cine, allí el napolitano se convirtió en una estrella en Italia donde su trabajo fue muy considerado gracias a sus colaboraciones con un grande de la dirección, Ettore Escola, con quien rodó varias veces en la década de los 80 y 90. El actor tuvo una carrera relativamente corta con 13 películas en su filmografía.
EL CARTERO (Y PABLO NERUDA)
En el año 1993 Troisi se había quedado prendado del libro del chileno Antonio Skármeta ‘El cartero de Neruda’, una obra de la que el actor napolitano adquirió los derechos cinematográficos para convertirla en película de manera inmediata. Una idea que se transformó en una obsesión para el cineasta.
Pero la idea de rodar una película por parte de Troisi nace a principio de los años ochenta. En esa época el afamado director de cine inglés Michael Radford ofrece un papel a Troisi pero esté, que desde niño padecía problemas de corazón, rechaza el papel con tal de no abandonar su Nápoles natal donde el se sentía a gusto y seguro.
Era un buen papel para una película intimista que le venía como anillo al dedo para el buen hacer del napolitano. La obra era ‘En otro tiempo, en otro lugar’, pero su rodaje fue en la fría y lluviosa Escocia y el italiano como ya hemos comentado lo rechazó. Una negativa que no fue total, puesto que, Troisi prometió a Radford que en un futuro trabajarían juntos en algún proyecto debido a la admiración que ambos se tenían.
Y exactamente 10 años después, en 1993, Troisi llamó a Radford para cumplir dicha promesa. Sobre la mesa convertir la novela de Skármeta en una película que tuviera como fondo algún lugar idílico del sur de Italia. El filme se basaba en la relación ficticia que el poeta chileno, Pablo Neruda, entabla con el cartero de una pequeña villa, no identificada, situada en la costa del sur de Italia. Una historia imaginaria, a pesar que algunos en su día la tomaron como real. Aunque si es verídico que el poeta residió por la zona durante alguno de los años de su exilio.
Dentro de ese argumento destaca que el sencillo cartero utiliza la poesía de Neruda para enamorar a una chica del pueblo llamada Beatrice, en un claro guiño a Dante, de la que está profundamente prendado. Algo que consigue mientras transcurre este drama intimista con tintes de comedia gracias a la ayuda del poeta.
Troisi realiza un papel mágico con una gran sensibilidad, que se nota en la multitud de primeros planos del filme. Paradójicamente esa sensibilidad se acentúa debido al precario estado de salud del actor. Una historia de amor universal que puede verse reflejada en cualquier otra y en cualquier parte del mundo, según el propio Troisi relató.
LOS PROBLEMAS DE SALUD DE TROISI
La salud de Troisi era bastante delicada, de hecho marca el rodaje de la obra. En varias ocasiones propusieron al napolitano parar el trabajo para que pudiera ir a Houston a operarse y poder recuperarse de la grave dolencia que marcó su vida. Por ejemplo, las escenas físicas como ir en bicicleta o subir unas escaleras eran dobladas por un especialista. A esto se sumó la presencia de un médico que velaba por la salud de Troisi. Todo con el objetivo de acabar el rodaje pronto.
El actor nunca quiso parar pese a su debilidad, tenía el presentimiento de que su vida sería corta y vivía obsesionado con terminar el trabajo. Algo que terminó el 3 de junio de 1994. La película que tanto deseaba rodar Troisi ya estaba lista. Se despidió de sus compañeros de rodaje y marchó para Roma con la intención de volar a Houston para volver a operarse y recuperarse de sus dolencias cardiacas.
Pero no fue así, un día después en la casa de su hermana en Ostia, Troisi sufría un infarto fulminante que acabó con su vida. El elenco de la película y el equipo de rodaje quedaba devastado. El actor napolitano que tanto añoraba rodar la obra nunca vería nada del metraje. El sobre esfuerzo que había sufrido el artista le pasó factura, y el actor, querido como pocos en Italia, pasaba a ser un mito para la ciudad de Nápoles.
A posteriori, la película fue un éxito, tanto de taquilla como de crítica. Obtuvo cinco nominaciones a los Oscar. El propio Troisi fue nominado en la categoría de mejor actor a título póstumo. Aunque finalmente el film solo ganó el Oscar a la mejor banda sonora compuesta por Bacalov. Una música que ya para siempre acompañó a Troisi en la eternidad y en el reconocimiento internacional que no tuvo en vida.