La industria automovilística europea se encuentra en un momento crucial de transformación, impulsada por la necesidad de reducir las emisiones de CO2 y la creciente demanda de vehículos eléctricos. El nuevo Parlamento Europeo se enfrentará a importantes retos en materia de movilidad durante su legislatura, siendo la crisis de los vehículos eléctricos y las baterías, junto con la necesidad de aumentar la autonomía estratégica del continente, los más apremiantes.
El desafío de la electrificación en un mercado globalizado
El sector del automóvil en la Unión Europea se enfrenta a una disminución en la producción de vehículos ligeros, que ha pasado de casi 21 millones en 2017 a 17 millones en 2023. Esta cifra se mantendrá estable hasta 2030, con la particularidad de que Europa ha pasado de ser exportador a importador neto de vehículos. Este cambio en el panorama industrial plantea importantes interrogantes sobre la competitividad del sector europeo en un mercado globalizado.
La Comisión Europea propone prohibir la venta de vehículos de combustión para 2035, con una reducción gradual del parque automovilístico a medida que se incremente la producción y se reduzcan los precios de los vehículos eléctricos. Esta medida, junto con la normativa Euro 7, que limita las emisiones contaminantes, busca acelerar la transición hacia una movilidad más sostenible.
Sin embargo, la crisis de las baterías se presenta como uno de los mayores obstáculos para la electrificación del parque automovilístico europeo. China controla gran parte de la cadena de suministro de baterías de iones de litio, lo que supone un riesgo para la autonomía estratégica del continente. Además, los costes de producción de vehículos eléctricos en China son significativamente menores que en Europa, lo que pone en peligro la competitividad del sector europeo.
A esto se suma la creciente competencia de fabricantes de vehículos eléctricos de China, como Tesla, BYD, MG o Leapmotors, que están aumentando su presencia en el mercado europeo. El nuevo Parlamento Europeo deberá abordar la guerra tecnológica y comercial con China, evaluando las consecuencias de los aranceles a la importación de vehículos y componentes chinos.
Buscando alternativas: hidrógeno, Zonas de Bajas Emisiones y la importancia de la innovación
El desarrollo de tecnologías alternativas, como el hidrógeno, se presenta como una oportunidad para diversificar las fuentes de energía en el transporte y reducir la dependencia de las baterías. La industria energética aboga por la implementación de combustibles sostenibles y renovables, y el uso del hidrógeno para acelerar la descarbonización del sector.
Las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) son otra herramienta clave para mejorar la calidad del aire en las ciudades y promover una movilidad más sostenible. A pesar de los fondos europeos destinados a su implementación, su desarrollo en Europa avanza a un ritmo lento. El nuevo Parlamento Europeo deberá impulsar medidas para acelerar su despliegue y asegurar su efectividad.
La innovación será fundamental para afrontar los retos del sector de la movilidad en los próximos años. La inversión en investigación y desarrollo de nuevas tecnologías, como las baterías de estado sólido o la conducción autónoma, será crucial para que Europa lidere la transición hacia una movilidad más sostenible, inteligente y conectada.
El futuro de la movilidad en Europa dependerá de la capacidad del nuevo Parlamento Europeo para tomar decisiones estratégicas que impulsen la innovación, aseguren la competitividad del sector y garanticen una transición justa hacia una economía baja en carbono.