Cambiar de coche es una decisión importante que a menudo está influenciada por la cifra de kilómetros recorridos. A medida que un coche acumula kilómetros, sus componentes mecánicos principales como el motor, la transmisión y la suspensión experimentan un desgaste natural. El motor, en particular, es una de las partes más afectadas por el uso prolongado. Con el tiempo, las piezas internas del motor, como los pistones, cilindros y anillos, se desgastan, lo que puede llevar a una disminución en el rendimiento, mayores emisiones y un consumo de combustible más alto.
La transmisión también es susceptible al desgaste. Las transmisiones automáticas, en especial, pueden desarrollar problemas significativos después de recorrer grandes distancias, lo que puede resultar en costosas reparaciones o reemplazos. La suspensión, que incluye amortiguadores, muelles y otros componentes, también se deteriora con el tiempo, afectando la comodidad de conducción y la estabilidad del vehículo.
1Costes de mantenimiento y reparación
A medida que un coche envejece y acumula kilómetros, los costes de mantenimiento y reparación tienden a aumentar. Las piezas y componentes más antiguos tienen más probabilidades de fallar, y las reparaciones necesarias pueden ser costosas. Además, algunos vehículos más antiguos pueden requerir piezas que ya no están disponibles fácilmente, lo que puede incrementar aún más los costes.
El mantenimiento rutinario, como cambios de aceite, reemplazo de filtros y ajustes menores, puede volverse más frecuente. Además, es probable que se necesiten reparaciones más importantes, como la sustitución del sistema de escape, la bomba de agua o el alternador. Estos costes acumulativos pueden hacer que mantener un coche de alto kilometraje sea financieramente inviable en comparación con la adquisición de un vehículo más nuevo. Pero veamos la cifra concreta de kilómetros para cambiarlo.